Um ótimo ensaio sobre a obra de Gonzalez y Gonzalez
http://www.ensayistas.org/critica/generales/C-H/mexico/gonzalez-gonzalez.htm
quinta-feira, 30 de abril de 2009
Biografia de Gonzalez y Gonzalez
Na boa e velha wikipedia, vocês encontrarão a biografia de Gonzalez y Gonzalez, autor de Pueblo en vilo.
http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Gonz%C3%A1lez_y_Gonz%C3%A1lez
http://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Gonz%C3%A1lez_y_Gonz%C3%A1lez
Pueblo en vilo, um best-seller.
Fonte:
lauracademia.files.wordpress.com/2008/11/pueblo-en-vilo-de-luis-gonzalez.doc
Pueblo en vilo de Luis González
Es típico que, en nuestro papel como historiadores, debamos justificar nuestra necesidad por estudiar el pasado a la luz de una época en la que sólo es visto como provechoso el estudio técnico y científico. Mucho más, cuando nos percatamos que la mayoría de la gente ve en el estudio histórico una manera creativa de perder el tiempo.
Por tal razón, es común que tengamos que enfrentar a menudo preguntas como: qué es la historia o, una más compleja, para qué y a quién sirve. La primera respuesta siempre es sencilla, ya que de alguna u otra forma todos tenemos en la mente un concepto acerca de lo que es la historia (la más común: el estudio del pasado del hombre); sin embargo, para lograr salir airoso en las otras dos cuestiones es necesario explicar las causas que motivan un estudio histórico y la utilidad que tendría tal para un grupo numeroso de individuos.
El problema se hace más complejo debido a que tenemos entendido como historia a la recopilación de acontecimientos históricos, con el fin de atiborrar de apuntes nuestra libreta, una historia en donde se estimula la memorización de fechas y la idolatría de grandes hombres o, en su caso, el repudio hacia los que figuran de "malos" dentro del proceso.
La historia se convierte, en este sentido, en una malformadora de conciencias y evita en lo posible el gusto por estudiarla. Mas, nuestro trabajo como discípulos de Clío radica en exponer que el análisis histórico tiene como principal causa brindarnos identidad como grupo humano y también para mantener la herencia de costumbres y tradiciones que van dejando nuestros antepasados.
Su utilidad se desprendería de esto, pues sólo está comprometido alguien con su grupo, localidad o nación, cuando conoce los orígenes que la han construido.
La aportación que veo dentro de Pueblo en Vilo de González y González va encaminada hacia esta situación de la que hablo: su trabajo gira en torno a un análisis histórico de lo local, ya sea del pueblo al que pertenecemos (lo que él conoce como terruño) o de la comunidad en la que nos desenvolvemos cotidianamente (en mi caso, podría ser la escuela).
Su trabajo representa una nueva forma de hacer historia, pues la mayoría de los textos históricos que se hacían hasta antes de su aportación sólo hablaban de las minorías pudientes.
Además, siempre estaban encaminados a justificar el poder de políticos o empresarios sobre la gente humilde. Pensar, de esta manera, en que hubiera una historia que ahora hiciera hablar a otros actores no pasaba por la mente hasta que González y González decide relatar la vida de su "pueblecito". Justo después de su obra se ha venido teorizando acerca de la necesidad de hacer historia para la masa humana y dejar de lado la preferencia de hacerla sobre grandes personajes o grupos definidos. La principal necesidad del autor de Pueblo en Vilo radicaba en hacer más pública la historia, ya que "no todos los lugares tenían historia".
Dentro de Pueblo en Vilo encontramos la historia del pueblo donde nació (1923) Luis González y González: San José de Gracia, Michoacán. Recrea con un gran estilo de escritura (sencillo y humorístico) varios pasajes de la vida de su "terruño", dando peso al que tuvo lugar con la Cristiada. Además, gusta explicar los valores de las familias, haciendo énfasis en la educación distinta que recibían hombres y mujeres, estas últimas más limitadas en sus actividades.
Por si fuera poco, dentro de la lectura González lleva de la mano al lector a dar un recorrido por cada punto cardinal dentro del pueblo, explica a cada paso cómo se conforma su arquitectura, cuáles son las labores cotidianas de la gente y, una cosa muy trascendente, la recepción amistosa con la que la mayoría de ellas tratan al "extranjero".
Demuestra también que la vida de campo es una bendición, pues siempre en este ámbito las cosas son más relajantes, la vida es más pacífica y se evita en lo posible pensar en el tiempo (a pesar de esto sus actividades son llevadas a cabo con puntualidad).
Su historia, decía, representa una nueva forma de realizar historia, pues lo más usual es que como historiadores sólo nos limitemos a los documentos de archivos oficiales, en esta necesidad de hacer un relato "objetivo". Para González y González, la prioridad se encuentra en hacer historia "en el camino"; es decir, yendo al lugar preciso de nuestro objeto de estudio y preguntando a cada uno de los actores que encontremos a nuestro paso.
Así, no importa si debamos estar en una cantina, una droguería o una iglesia; si debamos hablar con un "teporocho", con un médico o con un cura, lo que importa es obtener información sobre nuestro pueblo, con el fin de rescatar su herencia oral.
Otra de las características que se notan en la lectura es la intromisión de González en los archivos personales (cartas, memorandos, carteles) y en las prendas de cada habitante que creyó relevante para su historia. De esta manera, tanto era historia una cartita de amor entre "Panchito" y "Josefa" como lo era la observación detenida de un reloj, una pulsera, una artesanía.
En este sentido, tal proyecto de historia da peso al testimonio de aquéllos que han sido omitidos de las historias oficiales: campesinos, artesanos, amas de casa, estudiantes, guerrilleros, ganaderos, entre otros.
Permite, pues, que la historia a realizar le sea interesante a una mayor parte de la población, pues al leerla se sienten identificados, logran ser parte de ella.
Tal situación les brinda además un sentimiento de identidad y pertenencia del lugar que habitan, conociendo más de él logran sentirse más comprometidos para ayudar a mejorarlo o, bien, para evitar que se pierdan sus costumbres, tradiciones y valores.
Tal empresa dentro de la historia no tuvo un efecto inmediato. El mismo González y González relata que al estudiar en El Colegio de México fue premiado con un año sabático para realizar una investigación novedosa. Al llegar a su lugar de origen le llegó la idea de hacerle una historia; sin embargo, se veía inmerso en un problema: si su historia sería reconocida como científica, luego de que esa idea imperaba en el Colegio.
Además, una de las temáticas recurrentes para ese tiempo (1967-68) era que al realizar una historia narrativa se caía necesariamente en un relato poco creíble e incluso ficticio. Esto a González y González no le impidió llevar como eje principal dentro de su obra la narrativa. En una entrevista explicaba:
-(...)hasta hace algunos años en el medio académico todavía se consideraba que la historia narrativa, en el mejor de los casos, era un simple entretenimiento. Ya se le concede mayor aprecio. Por lo menos, los historiadores académicos consideran que las historias locales pueden servir de fuentes para hacer síntesis de una historia más amplia y más apegada a la realidad.
(...) -Una vez que usted tenía claro el proyecto de Pueblo en vilo, ¿tuvo problemas con alguno de sus maestros o con alguien que considerara que este tipo de historia no lo iba a llevar a usted a ningún lado?
-Sí. Al regreso de mi año sabático hubo una reunión en El Colegio de México, como era la costumbre, para discutir las obras antes de darlas a las prensas. En esa reunión estuvieron más que nada compañeros de mi generación, y únicamente dos de mis maestros: don Daniel Cosío Villegas y el doctor José Gaos.
En forma amigable pero franca, mis compañeros me dijeron que simple y sencillamente había perdido el tiempo durante un año, reuniendo cosas que, fuera de mis paisanos, no le interesaban absolutamente a nadie. En general, con excepción de Antonio Alatorre, esa fue la visión de todos ellos.
Pero, curiosamente, en este caso los dos maestros siguieron otro rumbo. Recuerdo que el doctor José Gaos me dijo entre otras cosas: "Bueno, estoy sorprendido de que usted conoce perfectamente su oficio; de que usted ha hecho esto en forma totalmente consciente, y creo que su trabajo va a aportar algo; quizá va a influir, incluso, para que se modifiquen un poco las corrientes historiográficas que ahora están de moda en las universidades". Don Daniel Cosío Villegas también me felicitó por haber hecho esto y no haberme quedado en una simple historia, como solían hacer los que se sentían muy científicos y como las hacen los que se sienten muy científicos, incluso ahora.
La importancia de la obra de Luis González y González lejos de ser cuestionable es admirable, ya que permite que como estudiantes de la historiografía miremos una más de las vertientes a seguir para lograr realizar un análisis histórico.
Para el autor de Pueblo en Vilo esta corriente historiográfica ha sido la "cenicienta" de la familia Clío, debido a que sólo funge como el "ama de llaves" para realizar un estudio histórico más general. Su esencia dentro del relato se basa en la forma tan adornada y apasionante con la que se explica, generando que muchos especialistas académicos la tachen de parcial o falsa.
No obstante, hay que entender que para conocer un problema general muchas veces es necesario descomponerlo en las partes que lo integran.
En este caso, si queremos tener una visión completa sobre la situación social y cultural de México debemos captar, primero, que este país es todo un mosaico de culturas y costumbres, y, segundo, que sólo se entenderá en su totalidad analizando sus particularidades.
Pondré un ejemplo: no es posible explicar que México conmemora el día de muertos de la misma manera en todos sus estados. Ni tampoco, por el contrario, que en cada uno se celebra de una forma totalmente diferente.
Hay que entender que cada parte de México tiene sus diferencias; pero que en tales también es posible encontrar similitudes que hacen que compartamos algo como mexicanos. De ahí la importancia del estudio local para entender el proceso general.
El mismo Michoacán de Luis González es todo un estado multifacético, donde es necesario conocer cada parte que le integra para poder dar una explicación convincente sobre lo que le caracteriza como parte integrante de México. Sobre este tipo de cuestiones se cimenta la propuesta de la microhistoria mexicana. Al igual que la microstoria italiana da prioridad a las clases populares y basa su estudio en lo que Ginzburg expuso como "paradigma indiciario".
La diferencia con este tipo de análisis europeo se encuentra en que la microhistoria mexicana, sinónimo de historia de los pueblos o "terruños", se ajusta a una realidad muy distinta de la que vive por ejemplo Italia o Europa: México al poseer una gran variedad de culturas y tradiciones necesita de una historia que le permita hablar a una parte de la población que ha sido abandonada por la historia oficial gracias a las diferencias que posee.
Necesita de personas que encuentren un estimulo en la recreación de la vida de sus pueblos para que les den un nombre dentro de la historia (tal y como lo logró Luis González). Necesita de una historia que revele el México oculto, ése que sólo puede ser apreciado cuando se obtienen recursos económicos para conocerlos por medio de viajes o cuando se tiene acceso a galerías fotográficas.
En suma, Pueblo en Vilo vino a darle vigor y audacia al estudio histórico que ya tenía telarañas empeñado en mostrarnos episodios con los cuales no nos sentíamos identificados.
lauracademia.files.wordpress.com/2008/11/pueblo-en-vilo-de-luis-gonzalez.doc
Pueblo en vilo de Luis González
Es típico que, en nuestro papel como historiadores, debamos justificar nuestra necesidad por estudiar el pasado a la luz de una época en la que sólo es visto como provechoso el estudio técnico y científico. Mucho más, cuando nos percatamos que la mayoría de la gente ve en el estudio histórico una manera creativa de perder el tiempo.
Por tal razón, es común que tengamos que enfrentar a menudo preguntas como: qué es la historia o, una más compleja, para qué y a quién sirve. La primera respuesta siempre es sencilla, ya que de alguna u otra forma todos tenemos en la mente un concepto acerca de lo que es la historia (la más común: el estudio del pasado del hombre); sin embargo, para lograr salir airoso en las otras dos cuestiones es necesario explicar las causas que motivan un estudio histórico y la utilidad que tendría tal para un grupo numeroso de individuos.
El problema se hace más complejo debido a que tenemos entendido como historia a la recopilación de acontecimientos históricos, con el fin de atiborrar de apuntes nuestra libreta, una historia en donde se estimula la memorización de fechas y la idolatría de grandes hombres o, en su caso, el repudio hacia los que figuran de "malos" dentro del proceso.
La historia se convierte, en este sentido, en una malformadora de conciencias y evita en lo posible el gusto por estudiarla. Mas, nuestro trabajo como discípulos de Clío radica en exponer que el análisis histórico tiene como principal causa brindarnos identidad como grupo humano y también para mantener la herencia de costumbres y tradiciones que van dejando nuestros antepasados.
Su utilidad se desprendería de esto, pues sólo está comprometido alguien con su grupo, localidad o nación, cuando conoce los orígenes que la han construido.
La aportación que veo dentro de Pueblo en Vilo de González y González va encaminada hacia esta situación de la que hablo: su trabajo gira en torno a un análisis histórico de lo local, ya sea del pueblo al que pertenecemos (lo que él conoce como terruño) o de la comunidad en la que nos desenvolvemos cotidianamente (en mi caso, podría ser la escuela).
Su trabajo representa una nueva forma de hacer historia, pues la mayoría de los textos históricos que se hacían hasta antes de su aportación sólo hablaban de las minorías pudientes.
Además, siempre estaban encaminados a justificar el poder de políticos o empresarios sobre la gente humilde. Pensar, de esta manera, en que hubiera una historia que ahora hiciera hablar a otros actores no pasaba por la mente hasta que González y González decide relatar la vida de su "pueblecito". Justo después de su obra se ha venido teorizando acerca de la necesidad de hacer historia para la masa humana y dejar de lado la preferencia de hacerla sobre grandes personajes o grupos definidos. La principal necesidad del autor de Pueblo en Vilo radicaba en hacer más pública la historia, ya que "no todos los lugares tenían historia".
Dentro de Pueblo en Vilo encontramos la historia del pueblo donde nació (1923) Luis González y González: San José de Gracia, Michoacán. Recrea con un gran estilo de escritura (sencillo y humorístico) varios pasajes de la vida de su "terruño", dando peso al que tuvo lugar con la Cristiada. Además, gusta explicar los valores de las familias, haciendo énfasis en la educación distinta que recibían hombres y mujeres, estas últimas más limitadas en sus actividades.
Por si fuera poco, dentro de la lectura González lleva de la mano al lector a dar un recorrido por cada punto cardinal dentro del pueblo, explica a cada paso cómo se conforma su arquitectura, cuáles son las labores cotidianas de la gente y, una cosa muy trascendente, la recepción amistosa con la que la mayoría de ellas tratan al "extranjero".
Demuestra también que la vida de campo es una bendición, pues siempre en este ámbito las cosas son más relajantes, la vida es más pacífica y se evita en lo posible pensar en el tiempo (a pesar de esto sus actividades son llevadas a cabo con puntualidad).
Su historia, decía, representa una nueva forma de realizar historia, pues lo más usual es que como historiadores sólo nos limitemos a los documentos de archivos oficiales, en esta necesidad de hacer un relato "objetivo". Para González y González, la prioridad se encuentra en hacer historia "en el camino"; es decir, yendo al lugar preciso de nuestro objeto de estudio y preguntando a cada uno de los actores que encontremos a nuestro paso.
Así, no importa si debamos estar en una cantina, una droguería o una iglesia; si debamos hablar con un "teporocho", con un médico o con un cura, lo que importa es obtener información sobre nuestro pueblo, con el fin de rescatar su herencia oral.
Otra de las características que se notan en la lectura es la intromisión de González en los archivos personales (cartas, memorandos, carteles) y en las prendas de cada habitante que creyó relevante para su historia. De esta manera, tanto era historia una cartita de amor entre "Panchito" y "Josefa" como lo era la observación detenida de un reloj, una pulsera, una artesanía.
En este sentido, tal proyecto de historia da peso al testimonio de aquéllos que han sido omitidos de las historias oficiales: campesinos, artesanos, amas de casa, estudiantes, guerrilleros, ganaderos, entre otros.
Permite, pues, que la historia a realizar le sea interesante a una mayor parte de la población, pues al leerla se sienten identificados, logran ser parte de ella.
Tal situación les brinda además un sentimiento de identidad y pertenencia del lugar que habitan, conociendo más de él logran sentirse más comprometidos para ayudar a mejorarlo o, bien, para evitar que se pierdan sus costumbres, tradiciones y valores.
Tal empresa dentro de la historia no tuvo un efecto inmediato. El mismo González y González relata que al estudiar en El Colegio de México fue premiado con un año sabático para realizar una investigación novedosa. Al llegar a su lugar de origen le llegó la idea de hacerle una historia; sin embargo, se veía inmerso en un problema: si su historia sería reconocida como científica, luego de que esa idea imperaba en el Colegio.
Además, una de las temáticas recurrentes para ese tiempo (1967-68) era que al realizar una historia narrativa se caía necesariamente en un relato poco creíble e incluso ficticio. Esto a González y González no le impidió llevar como eje principal dentro de su obra la narrativa. En una entrevista explicaba:
-(...)hasta hace algunos años en el medio académico todavía se consideraba que la historia narrativa, en el mejor de los casos, era un simple entretenimiento. Ya se le concede mayor aprecio. Por lo menos, los historiadores académicos consideran que las historias locales pueden servir de fuentes para hacer síntesis de una historia más amplia y más apegada a la realidad.
(...) -Una vez que usted tenía claro el proyecto de Pueblo en vilo, ¿tuvo problemas con alguno de sus maestros o con alguien que considerara que este tipo de historia no lo iba a llevar a usted a ningún lado?
-Sí. Al regreso de mi año sabático hubo una reunión en El Colegio de México, como era la costumbre, para discutir las obras antes de darlas a las prensas. En esa reunión estuvieron más que nada compañeros de mi generación, y únicamente dos de mis maestros: don Daniel Cosío Villegas y el doctor José Gaos.
En forma amigable pero franca, mis compañeros me dijeron que simple y sencillamente había perdido el tiempo durante un año, reuniendo cosas que, fuera de mis paisanos, no le interesaban absolutamente a nadie. En general, con excepción de Antonio Alatorre, esa fue la visión de todos ellos.
Pero, curiosamente, en este caso los dos maestros siguieron otro rumbo. Recuerdo que el doctor José Gaos me dijo entre otras cosas: "Bueno, estoy sorprendido de que usted conoce perfectamente su oficio; de que usted ha hecho esto en forma totalmente consciente, y creo que su trabajo va a aportar algo; quizá va a influir, incluso, para que se modifiquen un poco las corrientes historiográficas que ahora están de moda en las universidades". Don Daniel Cosío Villegas también me felicitó por haber hecho esto y no haberme quedado en una simple historia, como solían hacer los que se sentían muy científicos y como las hacen los que se sienten muy científicos, incluso ahora.
La importancia de la obra de Luis González y González lejos de ser cuestionable es admirable, ya que permite que como estudiantes de la historiografía miremos una más de las vertientes a seguir para lograr realizar un análisis histórico.
Para el autor de Pueblo en Vilo esta corriente historiográfica ha sido la "cenicienta" de la familia Clío, debido a que sólo funge como el "ama de llaves" para realizar un estudio histórico más general. Su esencia dentro del relato se basa en la forma tan adornada y apasionante con la que se explica, generando que muchos especialistas académicos la tachen de parcial o falsa.
No obstante, hay que entender que para conocer un problema general muchas veces es necesario descomponerlo en las partes que lo integran.
En este caso, si queremos tener una visión completa sobre la situación social y cultural de México debemos captar, primero, que este país es todo un mosaico de culturas y costumbres, y, segundo, que sólo se entenderá en su totalidad analizando sus particularidades.
Pondré un ejemplo: no es posible explicar que México conmemora el día de muertos de la misma manera en todos sus estados. Ni tampoco, por el contrario, que en cada uno se celebra de una forma totalmente diferente.
Hay que entender que cada parte de México tiene sus diferencias; pero que en tales también es posible encontrar similitudes que hacen que compartamos algo como mexicanos. De ahí la importancia del estudio local para entender el proceso general.
El mismo Michoacán de Luis González es todo un estado multifacético, donde es necesario conocer cada parte que le integra para poder dar una explicación convincente sobre lo que le caracteriza como parte integrante de México. Sobre este tipo de cuestiones se cimenta la propuesta de la microhistoria mexicana. Al igual que la microstoria italiana da prioridad a las clases populares y basa su estudio en lo que Ginzburg expuso como "paradigma indiciario".
La diferencia con este tipo de análisis europeo se encuentra en que la microhistoria mexicana, sinónimo de historia de los pueblos o "terruños", se ajusta a una realidad muy distinta de la que vive por ejemplo Italia o Europa: México al poseer una gran variedad de culturas y tradiciones necesita de una historia que le permita hablar a una parte de la población que ha sido abandonada por la historia oficial gracias a las diferencias que posee.
Necesita de personas que encuentren un estimulo en la recreación de la vida de sus pueblos para que les den un nombre dentro de la historia (tal y como lo logró Luis González). Necesita de una historia que revele el México oculto, ése que sólo puede ser apreciado cuando se obtienen recursos económicos para conocerlos por medio de viajes o cuando se tiene acceso a galerías fotográficas.
En suma, Pueblo en Vilo vino a darle vigor y audacia al estudio histórico que ya tenía telarañas empeñado en mostrarnos episodios con los cuales no nos sentíamos identificados.
Historiadores e melancolia
É bem reconfortante olhar para o passado e encontrar nele uma multidão de despossuídos pregando paz e amor, defendendo o amor livre, propondo uma revolução sexual e combatendo com flores. Nada mais anos 60 do que o ideário retro-hippie dos personagens de Hill em "O mundo de ponta cabeça". É muito consolador encontrar no passado aquilo que nós gostaríamos de ser... Acho mesmo que é uma forma de legitimar os nossos sonhos, atribuindo-lhes um estatuto antigo, quase uma vocação natural.
É um pouco desta idealização tão melancólica que encontramos nas páginas de Hill, onde nem mesmo a violência aparece em tons sombrios.
Para nós, historiadores da cultura, o que o texto de Hill ilumina, para além dos seus defeitos, é a possibilidade de se pensar outras alternativas políticas e culturais para determinados contextos históricos: sob a etiqueta pesada e rígida da famigerada cultura dominante, esconde-se um buliçoso e dinâmico universo de crenças, concepções e visões de mundo bem peculiares, que formulam projetos diferentes para o futuro. É, numa análise mais sofisticada, o estudo dos vencidos.
Tanto Hill quanto Thompson empenharam-se em recuperar o mundo dos vencidos da História. E isso, cá para nós, não é pouca coisa.
É um pouco desta idealização tão melancólica que encontramos nas páginas de Hill, onde nem mesmo a violência aparece em tons sombrios.
Para nós, historiadores da cultura, o que o texto de Hill ilumina, para além dos seus defeitos, é a possibilidade de se pensar outras alternativas políticas e culturais para determinados contextos históricos: sob a etiqueta pesada e rígida da famigerada cultura dominante, esconde-se um buliçoso e dinâmico universo de crenças, concepções e visões de mundo bem peculiares, que formulam projetos diferentes para o futuro. É, numa análise mais sofisticada, o estudo dos vencidos.
Tanto Hill quanto Thompson empenharam-se em recuperar o mundo dos vencidos da História. E isso, cá para nós, não é pouca coisa.
Christopher Hill, segundo Elias Saliba
Sinopse
Dentro da revolução inglesa do século XVII, que resultou no triunfo da ética protestante - a ideologia da classe proprietária - houve a ameaça de uma outra revolução, completamente diferente. Seu sucesso poderia ter estabelecido a propriedade comunal e uma democracia mais ampla, poderia ter derrubado a Igreja estatal e rejeitado a ética protestante. Os grupos radicais que apresentaram essas propostas - diggers, ranters, levellers, quacres e outros - eram formados por homens e mulheres pobres, sem sofisticação ou educação, e, talvez por isso, raramente suas opiniões foram consideradas a sério. Porém muitas de suas exigências, tradicionalmente descartadas como fantasias impraticáveis, aproximam-se do radicalismo do nosso próprio tempo. 'O mundo de ponta-cabeça' é um retrato não da revolução burguesa que ocorreu na Inglaterra do século XVII, mas dos impulsos para uma radical reviravolta da sociedade, violentamente desejada e temida.
Saiu na Imprensa:
O Estado de S. Paulo / Data: 2/3/2003
Hill, um historiador que se inspirou em Eliot
Autor inglês aproximou-se da investigação a partir da literatura
ELIAS TOMÉ SALIBA
Especial para o Estado
"O século 17 produziu uma profunda dissociação em nossa sensibilidade que ainda não superamos." Esta frase de T.S. Eliot serviu de inspiração para Christopher Hill - segundo ele próprio conta em The Experience of Defeat - vocacionar toda a sua extensa carreira de historiador no sentido de compreender as revoluções inglesas daquele século. Hill morreu na segunda-feira, aos 91 anos. Nada a estranhar que a sensibilidade de um poeta tenha servido de inspiração para um historiador marxista. Como observa Hobsbawm - da mesma geração que Hill - na sua recente autobiografia, a Grã-Bretanha da década de 30 foi um dos raros países nos quais se desenvolveu uma escola de historiadores marxistas exatamente pelo contato intenso que esta geração teve com a literatura. Ela preenchia, já no curso secundário desses jovens, o espaço vazio deixado pela filosofia. Como todos que iniciaram sua formação intelectual naqueles anos de tensão, Hill acreditava que o marxismo era a única filosofia capaz de explicar satisfatoriamente o torvelinho de conflitos e perversidades da época. Esta peculiar aproximação do marxismo pelas vias oblíquas da literatura fez com que Hill - da mesma forma que Hobsbawm, Raymond Williams, E.P. Thompson e outros não menos notáveis - se preocupasse menos com o tema da evolução dos "modos de produção", com todo o jargão obscuro que o acompanhava, e mais com a natureza e o dilema de criadores culturais na sociedade - ou, em termos marxistas, "de que forma a superestrutura estaria ligada à base?" Hill provavelmente começou a se preocupar com esse tema desde o início de sua formação e, agarrando-se ao problema - como ainda observou Hobsbawm - "como um cachorrinho que se vê às voltas com um osso excessivamente grande".Assim, a adesão ao marxismo, que já se fazia pelas vias mais heterodoxas e criativas, sofrerá uma inflexão em 1957, com a revelação dos crimes de Stalin no famoso relatório Kruchev e a invasão da Hungria pelas tropas soviéticas - momento no qual Hill, acompanhando grande parte da sua geração, rompe com o PC. É a partir daí que Hill publicou seus livros mais importantes, como O Eleito de Deus: Oliver Cromwell e a Revolução Inglesa, uma das mais documentadas e completas biografias dessa espécie de "Stalin puritano", e O Mundo de Ponta-Cabeça; Idéias Radicais durante a Revolução Inglesa de 1640 -, um estudo que disseca, de forma cabal e abrangente, o imaginário inglês, na época do regicídio e das sangrentas guerras civis.Livros que se tornaram clássicos, porque sem eles é impossível se compreender não apenas como o capitalismo se fez à custa de uma violência fratricida, mas sobretudo, porque constituem uma comovente ilustração da história inglesa, arranhando o maior do seus mitos: o de uma sociedade em que o consenso evita o confronto. E o poeta, que escreveu a frase inspiradora para o historiador Christopher Hill no longínquo ano de 1921, talvez a repetisse, inteira, na era de Tony Blair.
Sobre o autor:
HILL, CHRISTOPHERUm dos principais historiadores marxistas de sua geração, Christopher Hill estudou na St. Peter’s School, York, e no Balliol College, Oxford. Em 1934, tornou-se fellow do All Souls College, Oxford, e, em 1936, professor de história moderna no University College, Cardiff. Dois anos depois, passou a dar aulas e a orientar teses em história moderna no Balliol. Após ter servido na Segunda Guerra, voltou a dar aulas em Oxford, em 1945. De 1958 a 1965, foi professor de história dos séculos XVI e XVII, e, de 1965 a 1978, foi master do Balliol College. Depois de ter deixado esta instituição, foi professor visitante, durante dois anos, da Open University. Hill, fellow da Royal Historical Society e da British Academy, recebeu diversas menções honrosas das principais universidades britânicas. Morreu em 2003, aos 91 anos. Entre suas principais publicações estão: Origens intelectuais da Revolução Inglesa; A Revolução Inglesa de 1640; O mundo de ponta-cabeça; O eleito de Deus; Lenin and the Russian Revolution; Puritanism and Revolution; Milton and the English Revolution e A Turbulent, Seditious and Factious People: John Bunyan and His Church.
Dentro da revolução inglesa do século XVII, que resultou no triunfo da ética protestante - a ideologia da classe proprietária - houve a ameaça de uma outra revolução, completamente diferente. Seu sucesso poderia ter estabelecido a propriedade comunal e uma democracia mais ampla, poderia ter derrubado a Igreja estatal e rejeitado a ética protestante. Os grupos radicais que apresentaram essas propostas - diggers, ranters, levellers, quacres e outros - eram formados por homens e mulheres pobres, sem sofisticação ou educação, e, talvez por isso, raramente suas opiniões foram consideradas a sério. Porém muitas de suas exigências, tradicionalmente descartadas como fantasias impraticáveis, aproximam-se do radicalismo do nosso próprio tempo. 'O mundo de ponta-cabeça' é um retrato não da revolução burguesa que ocorreu na Inglaterra do século XVII, mas dos impulsos para uma radical reviravolta da sociedade, violentamente desejada e temida.
Saiu na Imprensa:
O Estado de S. Paulo / Data: 2/3/2003
Hill, um historiador que se inspirou em Eliot
Autor inglês aproximou-se da investigação a partir da literatura
ELIAS TOMÉ SALIBA
Especial para o Estado
"O século 17 produziu uma profunda dissociação em nossa sensibilidade que ainda não superamos." Esta frase de T.S. Eliot serviu de inspiração para Christopher Hill - segundo ele próprio conta em The Experience of Defeat - vocacionar toda a sua extensa carreira de historiador no sentido de compreender as revoluções inglesas daquele século. Hill morreu na segunda-feira, aos 91 anos. Nada a estranhar que a sensibilidade de um poeta tenha servido de inspiração para um historiador marxista. Como observa Hobsbawm - da mesma geração que Hill - na sua recente autobiografia, a Grã-Bretanha da década de 30 foi um dos raros países nos quais se desenvolveu uma escola de historiadores marxistas exatamente pelo contato intenso que esta geração teve com a literatura. Ela preenchia, já no curso secundário desses jovens, o espaço vazio deixado pela filosofia. Como todos que iniciaram sua formação intelectual naqueles anos de tensão, Hill acreditava que o marxismo era a única filosofia capaz de explicar satisfatoriamente o torvelinho de conflitos e perversidades da época. Esta peculiar aproximação do marxismo pelas vias oblíquas da literatura fez com que Hill - da mesma forma que Hobsbawm, Raymond Williams, E.P. Thompson e outros não menos notáveis - se preocupasse menos com o tema da evolução dos "modos de produção", com todo o jargão obscuro que o acompanhava, e mais com a natureza e o dilema de criadores culturais na sociedade - ou, em termos marxistas, "de que forma a superestrutura estaria ligada à base?" Hill provavelmente começou a se preocupar com esse tema desde o início de sua formação e, agarrando-se ao problema - como ainda observou Hobsbawm - "como um cachorrinho que se vê às voltas com um osso excessivamente grande".Assim, a adesão ao marxismo, que já se fazia pelas vias mais heterodoxas e criativas, sofrerá uma inflexão em 1957, com a revelação dos crimes de Stalin no famoso relatório Kruchev e a invasão da Hungria pelas tropas soviéticas - momento no qual Hill, acompanhando grande parte da sua geração, rompe com o PC. É a partir daí que Hill publicou seus livros mais importantes, como O Eleito de Deus: Oliver Cromwell e a Revolução Inglesa, uma das mais documentadas e completas biografias dessa espécie de "Stalin puritano", e O Mundo de Ponta-Cabeça; Idéias Radicais durante a Revolução Inglesa de 1640 -, um estudo que disseca, de forma cabal e abrangente, o imaginário inglês, na época do regicídio e das sangrentas guerras civis.Livros que se tornaram clássicos, porque sem eles é impossível se compreender não apenas como o capitalismo se fez à custa de uma violência fratricida, mas sobretudo, porque constituem uma comovente ilustração da história inglesa, arranhando o maior do seus mitos: o de uma sociedade em que o consenso evita o confronto. E o poeta, que escreveu a frase inspiradora para o historiador Christopher Hill no longínquo ano de 1921, talvez a repetisse, inteira, na era de Tony Blair.
Sobre o autor:
HILL, CHRISTOPHERUm dos principais historiadores marxistas de sua geração, Christopher Hill estudou na St. Peter’s School, York, e no Balliol College, Oxford. Em 1934, tornou-se fellow do All Souls College, Oxford, e, em 1936, professor de história moderna no University College, Cardiff. Dois anos depois, passou a dar aulas e a orientar teses em história moderna no Balliol. Após ter servido na Segunda Guerra, voltou a dar aulas em Oxford, em 1945. De 1958 a 1965, foi professor de história dos séculos XVI e XVII, e, de 1965 a 1978, foi master do Balliol College. Depois de ter deixado esta instituição, foi professor visitante, durante dois anos, da Open University. Hill, fellow da Royal Historical Society e da British Academy, recebeu diversas menções honrosas das principais universidades britânicas. Morreu em 2003, aos 91 anos. Entre suas principais publicações estão: Origens intelectuais da Revolução Inglesa; A Revolução Inglesa de 1640; O mundo de ponta-cabeça; O eleito de Deus; Lenin and the Russian Revolution; Puritanism and Revolution; Milton and the English Revolution e A Turbulent, Seditious and Factious People: John Bunyan and His Church.
sexta-feira, 24 de abril de 2009
Cultura e costume em Thompson: caracteres
A cultura de que fala Thompson é transmitida oralmente de geração em geração, pois pertence ao domínio do oral: ritos, formas de protesto e padrões de ação coletiva são reproduzidos ao longo do tempo. Além desta difusão vertical, é possível notar uma outra difusão horizontal, que se dá no espaço geográfico, espalhando determinadas práticas.
Outro aspecto que me parece interessante, pois revelador do diálogo de Thompson com a antropologia, diz respeito aos mecanismos que cada comunidade dispõe para reprimir e punir os que se desviassem do padrão aceito coletivamente. Isto pode levar a conclusão de que se trata de uma cultura tradicional, ao que Thompson replica, alegando que as normas desta cultura "não eram as mesmas proclamadas pela Igreja ou pelas autoridades".
Bem, vejamos, isto não invalida o fato de que se trata de uma cultura tradicional e conservadora, que expulsa os desviantes e que se perpetua ao longo do tempo. Isto não se confunde, a meu ver, com o que Thompson considera "cultura oficial". Cultura oficial seria a cultura da Igreja e das autoridades - e isso numa velha chave explicativa, que não se aplica mais aos estudos da cultura. Lembra-me muito a obra, um tanto defasada, de Bakthine, para quem haveria uma cultura popular e uma cultura oficial, ou seja, a cultura do povo e a cultura da Igreja e das autoridades. Ora, o que explica um recorte sociológico desta natureza ?
Relendo Thompson, tive a impressão que ele está muito vinculado ao estudo de Bakthin sobre Rabelais, sobretudo quando ele define a cultura como o lugar do não-racional também.
Além do mais, parece-me um tanto ingênuo afirmar que a cultura plebéia ou costumeira está fora da influência do domínio ideológico dos governantes, sob a alegação de que se trata de um mundo mais independente dos senhores. Diz Thompson: "a hegemonia suprema da gentry pode definir os limites dentro dos quais a cultura plebéia tem liberdade para atuar e crescer; mas como essa hegemonia é laica, e não religiosa ou mágica, pouco pode fazer para determinar o caráter dessa cultura plebéia" (p. 19). Será que o controle da lei é menos influente que o religioso ?
Um aspecto importante é a natureza rebelde da cultura costumeira: ela é reativa, à medida em que se opõe às inovações capitalistas. Ela é rebelde na defesa dos costumes. Portanto, leia-se tradicional. Daí o apego ao paternalismo, em busca da manutenção dos costumes: "quando procura legitimar seus protestos, o povo retorna frequentemente às regras paternalistas de uma sociedade mais autoritária, selecionando as que melhor defendam seus interesses atuais" (p. 19).
Outro aspecto que me parece interessante, pois revelador do diálogo de Thompson com a antropologia, diz respeito aos mecanismos que cada comunidade dispõe para reprimir e punir os que se desviassem do padrão aceito coletivamente. Isto pode levar a conclusão de que se trata de uma cultura tradicional, ao que Thompson replica, alegando que as normas desta cultura "não eram as mesmas proclamadas pela Igreja ou pelas autoridades".
Bem, vejamos, isto não invalida o fato de que se trata de uma cultura tradicional e conservadora, que expulsa os desviantes e que se perpetua ao longo do tempo. Isto não se confunde, a meu ver, com o que Thompson considera "cultura oficial". Cultura oficial seria a cultura da Igreja e das autoridades - e isso numa velha chave explicativa, que não se aplica mais aos estudos da cultura. Lembra-me muito a obra, um tanto defasada, de Bakthine, para quem haveria uma cultura popular e uma cultura oficial, ou seja, a cultura do povo e a cultura da Igreja e das autoridades. Ora, o que explica um recorte sociológico desta natureza ?
Relendo Thompson, tive a impressão que ele está muito vinculado ao estudo de Bakthin sobre Rabelais, sobretudo quando ele define a cultura como o lugar do não-racional também.
Além do mais, parece-me um tanto ingênuo afirmar que a cultura plebéia ou costumeira está fora da influência do domínio ideológico dos governantes, sob a alegação de que se trata de um mundo mais independente dos senhores. Diz Thompson: "a hegemonia suprema da gentry pode definir os limites dentro dos quais a cultura plebéia tem liberdade para atuar e crescer; mas como essa hegemonia é laica, e não religiosa ou mágica, pouco pode fazer para determinar o caráter dessa cultura plebéia" (p. 19). Será que o controle da lei é menos influente que o religioso ?
Um aspecto importante é a natureza rebelde da cultura costumeira: ela é reativa, à medida em que se opõe às inovações capitalistas. Ela é rebelde na defesa dos costumes. Portanto, leia-se tradicional. Daí o apego ao paternalismo, em busca da manutenção dos costumes: "quando procura legitimar seus protestos, o povo retorna frequentemente às regras paternalistas de uma sociedade mais autoritária, selecionando as que melhor defendam seus interesses atuais" (p. 19).
quinta-feira, 23 de abril de 2009
LINK http://www.historia.uff.br/nec/dezembro2005/christopherhill.htm
Uma Inglaterra de radicais revolucionários -
Christopher Hill e O Mundo de Ponta-Cabeça: Idéias radicais durante a Revolução Inglesa de 1640
Pablo Ramos de Azevedo, Renato Rodrigues da Silva e Ivan Dias Martins
Houve, durante a revolução Inglesa do séc. XVII, a obscura possibilidade das massas populares ganharem a hegemonia do movimento revolucionário. Possibilidade que não foi tão remota quanto se pode pensar pois, entre os populares, idéias radicais fermentavam intensamente, e conforme a Revolução se “aburguesava” os movimentos radicais de origem popular antagonizavam cada vez mais o regime da Commonwealth. É analisando esses movimentos radicais subterrâneos da Revolução Inglesa, que o historiador Christopher Hill fez uma análise de suas estruturas ideológicas e do quadro que representaram na Revolução, no livro O Mundo de Ponta-Cabeça: Idéias Radicais na Revolução Inglesa de 1640.
Até o advento de O Mundo de Ponta-Cabeça, houve dois enfoques principais sobre o processo revolucionário inglês do século XVII: o triunfo da ética protestante e a ascensão da burguesia (enfoque tipicamente marxista) e a revolução compreendida como “Revolução Gloriosa” (versão produzida pela historiografia liberal). Porém, Hill joga uma nova luz sobre o processo revolucionário. Limitando-se ao estudo das décadas de 40, 50 e 60 do século XVII, Hill se atém a uma parte da população que até então passara quase desapercebida, ou seja, as camadas populares que participaram da Revolução. Este enfoque é de tal forma inovador que será uma referência utilizada pelo próprio Thompson dentro da sua obra “A Formação da Classe Operária Inglesa”, e por outros historiadores, marxistas ou não.
Esta parcela da população teve participação direta no processo revolucionário, e suas reivindicações, assim como suas propostas, poderiam ter levado a Revolução a um rumo completamente diferente. Estes grupos de marginalizados formaram movimentos radicais – Diggers, Ranters, Quakers, e outros – cujas ações acabaram desencadeando reações por vezes muito violentas, o que contraria a noção de que a revolução houvesse se realizado por consenso.
Essas propostas radicais -formadas por homens e mulheres pobres sem educação ou erudição -criticavam o sistema que se havia imposto após a decapitação de Carlos II pelo parlamento, e pelo afastamento das propostas defendidas pelos rebeldes no início da Revolução. Muitos deles foram criaturas da escola de política democrática existente dentro do New Model Army (Exército de Novo Tipo). Pretendendo mudar a realidade em que viviam, propuseram idéias muito radicais para o seu tempo (algumas delas permanecem radicais até para nós hoje), como a abolição da propriedade privada e a instituição da propriedade comunal, o fim dos dízimos e das Igrejas organizadas, a soberania popular e a igualdade entre todos os homens, eleições anuais para o Parlamento, o direito do povo à Resistência Armada contra um Parlamento despótico, a liderança feminina em cultos religiosos, além de revolucionarem os costumes da época – pondo abaixo os preceitos da ética protestante, questionando o pecado em si e gozando publicamente os prazeres que antes destinavam-se apenas aos privilegiados. Os mais radicais, como os Ranters por exemplo, fumavam e bebiam alucinadamente durante seus cultos alem de pregarem publicamente a favor da liberdade sexual, tanto masculina quanto feminina; sendo uma espécie de precursores do amor-livre que teria seu auge na década de 60 do século passado. A idéia da igualdade sexual e da liberdade feminina nos mesmos patamares conhecidos pelos homens era uma proposição que demoraria mais de dois séculos para voltar a ser uma bandeira de luta.
Além dos protestos políticos, Hill mostra a ferrenha crítica religiosa que rondava os radicais, das críticas à Igreja Estatal, do comportamento do clero, e da idéia de que a religião era uma forma de controle e de opressão sobre os pobres; até o radicalismo religioso, com a abolição do pecado e a negação da existência de Deus.
Nesse universo fabuloso de críticas e idéias religiosas, os homens do povo chegaram a conceber um Deus que não era personalizado e exterior ao mundo, imaginaram-No em comunhão com a natureza e com o homem, um Deus que estava em tudo e em todos, que era interno a todos os homens e que por essência fazia todos os homens iguais entre si. As concepções imanentistas da natureza divina e a visão de “Deus como Natureza” postuladas pelo líder Digger Gerrard Winstanley – um homem que às vésperas da revolução tomava conta de vacas enquanto estas pastavam – se aproximam das do célebre filósofo Baruch Espinoza, com a grande diferença de que a teologia de Winstanley apelava para uma liberdade da condição humana sem precedentes. A apologia de Deus como Razão era um mecanismo de libertação da natureza humana de todo jugo opressor, e de defesa da prosperidade de toda a comunidade humana.
Na obra de Hill podemos sentir a originalidade do pensamento das classes populares, e perceber a importância de sua participação no processo revolucionário da década de 40, e - mesmo com a violenta repressão sofrida pelos grupos populares a partir da Restauração (e mesmo antes desta no caso de James Nayler) – sentimos as suas sobrevivências ao longo do tempo, influenciando, mesmo que de forma subterrânea os movimentos subversivos da ordem tradicional inglesa e da luta por direitos por parte das camadas marginais da população. Um livro de grande importância para os historiadores contemporâneos, que resgata a importância da análise dos movimentos populares e das ideologias destes na compreensão da totalidade histórica.
Uma Inglaterra de radicais revolucionários -
Christopher Hill e O Mundo de Ponta-Cabeça: Idéias radicais durante a Revolução Inglesa de 1640
Pablo Ramos de Azevedo, Renato Rodrigues da Silva e Ivan Dias Martins
Houve, durante a revolução Inglesa do séc. XVII, a obscura possibilidade das massas populares ganharem a hegemonia do movimento revolucionário. Possibilidade que não foi tão remota quanto se pode pensar pois, entre os populares, idéias radicais fermentavam intensamente, e conforme a Revolução se “aburguesava” os movimentos radicais de origem popular antagonizavam cada vez mais o regime da Commonwealth. É analisando esses movimentos radicais subterrâneos da Revolução Inglesa, que o historiador Christopher Hill fez uma análise de suas estruturas ideológicas e do quadro que representaram na Revolução, no livro O Mundo de Ponta-Cabeça: Idéias Radicais na Revolução Inglesa de 1640.
Até o advento de O Mundo de Ponta-Cabeça, houve dois enfoques principais sobre o processo revolucionário inglês do século XVII: o triunfo da ética protestante e a ascensão da burguesia (enfoque tipicamente marxista) e a revolução compreendida como “Revolução Gloriosa” (versão produzida pela historiografia liberal). Porém, Hill joga uma nova luz sobre o processo revolucionário. Limitando-se ao estudo das décadas de 40, 50 e 60 do século XVII, Hill se atém a uma parte da população que até então passara quase desapercebida, ou seja, as camadas populares que participaram da Revolução. Este enfoque é de tal forma inovador que será uma referência utilizada pelo próprio Thompson dentro da sua obra “A Formação da Classe Operária Inglesa”, e por outros historiadores, marxistas ou não.
Esta parcela da população teve participação direta no processo revolucionário, e suas reivindicações, assim como suas propostas, poderiam ter levado a Revolução a um rumo completamente diferente. Estes grupos de marginalizados formaram movimentos radicais – Diggers, Ranters, Quakers, e outros – cujas ações acabaram desencadeando reações por vezes muito violentas, o que contraria a noção de que a revolução houvesse se realizado por consenso.
Essas propostas radicais -formadas por homens e mulheres pobres sem educação ou erudição -criticavam o sistema que se havia imposto após a decapitação de Carlos II pelo parlamento, e pelo afastamento das propostas defendidas pelos rebeldes no início da Revolução. Muitos deles foram criaturas da escola de política democrática existente dentro do New Model Army (Exército de Novo Tipo). Pretendendo mudar a realidade em que viviam, propuseram idéias muito radicais para o seu tempo (algumas delas permanecem radicais até para nós hoje), como a abolição da propriedade privada e a instituição da propriedade comunal, o fim dos dízimos e das Igrejas organizadas, a soberania popular e a igualdade entre todos os homens, eleições anuais para o Parlamento, o direito do povo à Resistência Armada contra um Parlamento despótico, a liderança feminina em cultos religiosos, além de revolucionarem os costumes da época – pondo abaixo os preceitos da ética protestante, questionando o pecado em si e gozando publicamente os prazeres que antes destinavam-se apenas aos privilegiados. Os mais radicais, como os Ranters por exemplo, fumavam e bebiam alucinadamente durante seus cultos alem de pregarem publicamente a favor da liberdade sexual, tanto masculina quanto feminina; sendo uma espécie de precursores do amor-livre que teria seu auge na década de 60 do século passado. A idéia da igualdade sexual e da liberdade feminina nos mesmos patamares conhecidos pelos homens era uma proposição que demoraria mais de dois séculos para voltar a ser uma bandeira de luta.
Além dos protestos políticos, Hill mostra a ferrenha crítica religiosa que rondava os radicais, das críticas à Igreja Estatal, do comportamento do clero, e da idéia de que a religião era uma forma de controle e de opressão sobre os pobres; até o radicalismo religioso, com a abolição do pecado e a negação da existência de Deus.
Nesse universo fabuloso de críticas e idéias religiosas, os homens do povo chegaram a conceber um Deus que não era personalizado e exterior ao mundo, imaginaram-No em comunhão com a natureza e com o homem, um Deus que estava em tudo e em todos, que era interno a todos os homens e que por essência fazia todos os homens iguais entre si. As concepções imanentistas da natureza divina e a visão de “Deus como Natureza” postuladas pelo líder Digger Gerrard Winstanley – um homem que às vésperas da revolução tomava conta de vacas enquanto estas pastavam – se aproximam das do célebre filósofo Baruch Espinoza, com a grande diferença de que a teologia de Winstanley apelava para uma liberdade da condição humana sem precedentes. A apologia de Deus como Razão era um mecanismo de libertação da natureza humana de todo jugo opressor, e de defesa da prosperidade de toda a comunidade humana.
Na obra de Hill podemos sentir a originalidade do pensamento das classes populares, e perceber a importância de sua participação no processo revolucionário da década de 40, e - mesmo com a violenta repressão sofrida pelos grupos populares a partir da Restauração (e mesmo antes desta no caso de James Nayler) – sentimos as suas sobrevivências ao longo do tempo, influenciando, mesmo que de forma subterrânea os movimentos subversivos da ordem tradicional inglesa e da luta por direitos por parte das camadas marginais da população. Um livro de grande importância para os historiadores contemporâneos, que resgata a importância da análise dos movimentos populares e das ideologias destes na compreensão da totalidade histórica.
Comentário de Michael Hall sobre Costumes em comum.
Texto de Michael Hall (Unicamp)
Link: http://www.grupos.com.br/group/economia2008/Messages.html?action=download&year=08&month=6&id=1212613719563990&attach=
Costumes em Comum: Estudos Sobre a Cultura Popular Tradicional
E. P. Thompson
Por que será que ingleses venderam suas esposas em leilões públicos? Ou passearam pelas ruas, fazendo barulhos infernais, para queimar efígies de seus vizinhos? Tais são duas das questões colocadas em "Costumes em Comum".
A publicação em português do livro mais acessível de Edward P. Thompson (1924-1993), um dos mais originais e influentes historiadores do século, é motivo de comemoração. Thompson é mais conhecido por sua obra-prima, "A Formação da Classe Operária Inglesa", publicada em 1963 (a edição brasileira, pela Paz e Terra, é de 1987). Os vários estudos que compõem "Costumes em Comum" compartilham das qualidades que tornaram a "Formação" um clássico: o domínio das fontes, as preocupações metodológicas e políticas claras e relevantes, a originalidade das formulações -tudo apresentado no seu estilo vigoroso, irônico e inconfundível. O livro atual recua para o século 18 e estuda a cultura consuetudinária inglesa, baseada em práticas e tradições ameaçadas pelo avanço do mercado capitalista.
Como todos o livros de Thompson, "Costumes em Comum" mostra como as preocupações políticas do autor podem iluminar a história. Thompson fez parte da extraordinária geração de marxistas ingleses que mudaram profundamente a maneira pela qual vemos a história: Christopher Hill, Eric Hobsbawm, Rodney Hilton, Raymond Williams e outros. Após vários anos de militância comunista, Thompson rompeu com o PC em 1956 e participou ativamente na organização da primeira "nova esquerda". Na "Formação", estabeleceu as bases de uma historiografia profundamente influenciada por Marx, embora visceralmente anti-stalinista. Rejeitando os determinismos reinantes, restaurou os trabalhadores em seu papel de sujeitos de sua própria história. Analisou o fenômeno de classe como uma formação sobretudo cultural, resultado concreto das lutas dos trabalhadores, e assim abriu novas perspectivas para gerações de historiadores e seus leitores.
"Costumes em Comum" retoma e aprofunda vários temas da "Formação", mostrando seu desenvolvimento no decorrer do século 18. Entretanto, Thompson não resiste à oportunidade de espetar a celebração thatcherista dos supostos encantos do mercado capitalista, nem poupa de seu tratamento implacável e característico a complacência do establishment historiográfico inglês, embora o faça quase sempre de modo bem-humorado.
O tema central do livro é a maneira como o povo inglês do século 18 se situou em um complexo de relações sociais, tradições e rituais que exprimiram uma cultura de resistência e, ao mesmo tempo, de acomodação. Thompson retrata o que considera uma cultura tradicional rebelde. Identifica uma consciência dupla que resiste, em nome dos costumes, às inovações econômicas e sociais do avanço do capitalismo. Certamente, é uma cultura tradicional peculiar, mais picaresca que fatalista, disposta a submeter o teatro do paternalismo às críticas mais irreverentes que se possa imaginar e, apesar de um certo conformismo realista, chega às vezes à revolta aberta.
Além da riqueza de detalhes e exemplos, as considerações teóricas nunca estão longe do texto. Sua caracterização da hegemonia na Inglaterra do período, por exemplo, diverge bastante do conceito que se encontra em Gramsci. Em vez de uma hegemonia suscetível apenas à ação de um partido revolucionário de um certo tipo, Thompson retrata uma hegemonia sempre vulnerável, em certas condições, à capacidade dos seres humanos de agir, de negociar e de fazer escolhas autonomamente.
O mais abrangente e controvertido capítulo de "Costumes em Comum" intitula-se "A Economia Moral da Multidão Inglesa no Século 18". Saiu pela primeira vez em 1971 e, em vez de revisar o texto aqui, Thompson acompanha a reedição com um novo capítulo, "A Economia Moral Revisitada", maior que o texto original, em que responde às numerosas críticas que recebeu e tece reflexões sobre os desdobramentos da sua noção de "economia moral" nas mãos de outros estudiosos. (Infelizmente, não comenta o uso do conceito feito por estudos brasileiros de quebra-quebras e outros fenômenos parecidos.)
Nos seus próprios escritos, Thompson limita o termo "economia moral" aos confrontos na praça do mercado sobre o acesso aos gêneros de primeira necessidade. "A questão não é apenas que seja conveniente reunir num termo comum o feixe identificável de crenças, usos e formas associados com a venda de alimentos em tempos de escassez, mas também que as profundas emoções despertadas pelo desabastecimento, as reivindicações populares junto às autoridades nessas crises e a afronta provocada por alguém lucrando em situações de emergência que ameaçam a vida, conferem um peso 'moral' particular ao protesto."
Thompson encara uma grande parte da história do século 18 como um enfrentamento entre a economia política dominante e a economia moral consuetudinária dos plebeus. Não vê nada de irracional ou especialmente primitivo na prática da multidão. (Aqui há uma crítica às interpretações bastante ortodoxas de George Rudé e Eric Hobsbawm.) Central ao argumento de Thompson é sua demonstração de como os dominantes não podiam ignorar críticas formuladas em termos da economia moral sem pôr em questão o paternalismo que estava na base da sua hegemonia.
Além da inclusão de seu conhecido artigo sobre "Tempo, Disciplina de Trabalho e o Capitalismo Industrial", que perdeu pouco de seu impacto nestes 30 anos desde sua publicação inicial, o livro conta com vários estudos novos ou menos conhecidos em torno do tema da cultura plebéia inglesa. A análise do rito da venda de esposas permite a Thompson abrir mais um janela para observar pressupostos tácitos da cultura plebéia. O costume em si ofendia profundamente os folcloristas e outros observadores que recolheram menções do costume. "Sobrevivências pagãs" ou indicações da natureza "animalesca" do povo eram observações típicas. No mínimo, o rito foi tomado como exemplo da falta de seriedade dos pobres em relação ao casamento. Thompson localizou em torno de 400 casos, embora as evidências sejam bastante incompletas e difíceis de avaliar.
No rito, a esposa era levada ao mercado, presa por uma corda, em geral amarrada ao redor do pescoço, e entregue assim ao comprador. Na maior parte do tempo havia a aparência, pelo menos, de um leilão e a troca de algum dinheiro. O aspecto público do costume indicava que os participantes aceitavam voluntariamente o acordo e impedia esforços posteriores de romper com seus termos. Há graus variáveis de bom humor indicados nos relatos.
De fato, o costume era geralmente uma maneira de terminar com um casamento e formalizar outro, em uma época em que o divórcio não estava ao alcance dos pobres. O comprador era muitas vezes identificado como o amante da esposa a ser vendida, e o rito servia para compensar o marido financeiramente, e talvez psicologicamente, por meio da humilhação da mulher. Em suma, uma troca de parceiros por consentimento mútuo. O que revela sobre o papel das mulheres dispensa comentários.
O costume exigia, na prática, o consentimento da comunidade com seus termos e uma certa autonomia da cultura plebéia em relação à culta. Exigia também que as autoridades civis e religiosas fossem distanciadas, desacreditadas ou tolerantes. Em vez de desprezo pelo casamento, o costume revela uma cultura que levava bastante a sério as formas da instituição e até inventou um rito para valorizá-la.
Outro costume inglês que Thompson analisa em detalhe é a "rough music", "uma cacofonia rude, com ou sem ritual mais elaborado, empregada em geral para dirigir zombarias ou hostilidades contra indivíduos que desrespeitam certas normas da comunidade". Como diz o autor, o costume é uma espécie de "teatro de rua" para divulgar um escândalo, muitas vezes na forma de procissões parodiando as cerimônias do Estado e da igreja. Nesse sentido, "rough music" se parece com o "charivari" francês, ainda que menos especializada do que este em ridicularizar segundos casamentos considerados inapropriados. Embora a análise de Thompson se restrinja aos séculos 18 e 19, o mecanismo certamente encontra-se em situações bem mais recentes como, por exemplo, nos episódios de humilhação pública imposta, em vários países europeus após a Segunda Guerra Mundial, às mulheres que tinham mantido contatos sexuais com as forças alemãs.
A forma, e o tom, de "rough music" variaram bastante, mas no fundo os casos que Thompson reconta são rituais de humilhação dirigidos a quem, no julgamento da comunidade, ofendeu seu código moral. Os significados do costume são bastante complexos. Socialmente conservador, reforçando tradições e formas de dominação masculina, "rough music" também teve efeitos subversivos com seus ritos de inversão, suas blasfêmias e obscenidades. Dirigiu-se não apenas contra adultérios e outras ofensas às normas sexuais, mas também visou oficiais impopulares e furadores de greves.
Entretanto, uma grande parte dos incidentes refere-se à manutenção de papéis conjugais associados a uma cultura eminentemente patriarcal. A megera e o corno manso são alvos prediletos. Contudo, e especialmente no século 19, há um número considerável de casos de "rough music" dirigidos a maridos que espancam suas esposas ou as maltratam de outra forma. Thompson levanta várias explicações possíveis, indo de uma crescente insegurança masculina diante de mulheres com alguma independência econômica à hipótese da mobilidade geográfica ter separado muitas mulheres da proteção de seus irmãos e outros parentes.
De qualquer forma, "rough music" demonstra a existência de uma cultura popular capaz de se auto-regular, distante da lei formal e às vezes até em oposição às normas oficiais. Thompson não sentimentaliza as consequências, nem sempre agradáveis às nossas sensibilidades, desta forma de justiça popular. Não-conformistas sexuais, por exemplo, sofreram consideravelmente. O resultado, como diz Thompson, "é apenas tão agradável e tolerante quanto os preconceitos e as normas do povo permitem".
A edição brasileira de "Costumes em Comum", que sai sete anos após a publicação em inglês, é cuidadosa e a tradução parece confiável. Entretanto, a decisão da editora de tirar as notas do pé da página (onde estão, corretamente, na edição inglesa) para escondê-las no fim do livro, irrita qualquer leitor, especialmente porque o autor mantém um diálogo constante entre seu texto e as informações contidas nas notas, que vão muito além de simples referências bibliográficas. Para seguir o texto corretamente, o leitor atento tem que interromper a leitura -pelos meus cálculos- 1.202 vezes, e procurar as informações complementares no fim do volume. Mesmo assim, o preço do livro é lamentável.
Michael Hall é professor no departamento de história da Universidade de Campinas.
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Link: http://www.grupos.com.br/group/economia2008/Messages.html?action=download&year=08&month=6&id=1212613719563990&attach=
Costumes em Comum: Estudos Sobre a Cultura Popular Tradicional
E. P. Thompson
Por que será que ingleses venderam suas esposas em leilões públicos? Ou passearam pelas ruas, fazendo barulhos infernais, para queimar efígies de seus vizinhos? Tais são duas das questões colocadas em "Costumes em Comum".
A publicação em português do livro mais acessível de Edward P. Thompson (1924-1993), um dos mais originais e influentes historiadores do século, é motivo de comemoração. Thompson é mais conhecido por sua obra-prima, "A Formação da Classe Operária Inglesa", publicada em 1963 (a edição brasileira, pela Paz e Terra, é de 1987). Os vários estudos que compõem "Costumes em Comum" compartilham das qualidades que tornaram a "Formação" um clássico: o domínio das fontes, as preocupações metodológicas e políticas claras e relevantes, a originalidade das formulações -tudo apresentado no seu estilo vigoroso, irônico e inconfundível. O livro atual recua para o século 18 e estuda a cultura consuetudinária inglesa, baseada em práticas e tradições ameaçadas pelo avanço do mercado capitalista.
Como todos o livros de Thompson, "Costumes em Comum" mostra como as preocupações políticas do autor podem iluminar a história. Thompson fez parte da extraordinária geração de marxistas ingleses que mudaram profundamente a maneira pela qual vemos a história: Christopher Hill, Eric Hobsbawm, Rodney Hilton, Raymond Williams e outros. Após vários anos de militância comunista, Thompson rompeu com o PC em 1956 e participou ativamente na organização da primeira "nova esquerda". Na "Formação", estabeleceu as bases de uma historiografia profundamente influenciada por Marx, embora visceralmente anti-stalinista. Rejeitando os determinismos reinantes, restaurou os trabalhadores em seu papel de sujeitos de sua própria história. Analisou o fenômeno de classe como uma formação sobretudo cultural, resultado concreto das lutas dos trabalhadores, e assim abriu novas perspectivas para gerações de historiadores e seus leitores.
"Costumes em Comum" retoma e aprofunda vários temas da "Formação", mostrando seu desenvolvimento no decorrer do século 18. Entretanto, Thompson não resiste à oportunidade de espetar a celebração thatcherista dos supostos encantos do mercado capitalista, nem poupa de seu tratamento implacável e característico a complacência do establishment historiográfico inglês, embora o faça quase sempre de modo bem-humorado.
O tema central do livro é a maneira como o povo inglês do século 18 se situou em um complexo de relações sociais, tradições e rituais que exprimiram uma cultura de resistência e, ao mesmo tempo, de acomodação. Thompson retrata o que considera uma cultura tradicional rebelde. Identifica uma consciência dupla que resiste, em nome dos costumes, às inovações econômicas e sociais do avanço do capitalismo. Certamente, é uma cultura tradicional peculiar, mais picaresca que fatalista, disposta a submeter o teatro do paternalismo às críticas mais irreverentes que se possa imaginar e, apesar de um certo conformismo realista, chega às vezes à revolta aberta.
Além da riqueza de detalhes e exemplos, as considerações teóricas nunca estão longe do texto. Sua caracterização da hegemonia na Inglaterra do período, por exemplo, diverge bastante do conceito que se encontra em Gramsci. Em vez de uma hegemonia suscetível apenas à ação de um partido revolucionário de um certo tipo, Thompson retrata uma hegemonia sempre vulnerável, em certas condições, à capacidade dos seres humanos de agir, de negociar e de fazer escolhas autonomamente.
O mais abrangente e controvertido capítulo de "Costumes em Comum" intitula-se "A Economia Moral da Multidão Inglesa no Século 18". Saiu pela primeira vez em 1971 e, em vez de revisar o texto aqui, Thompson acompanha a reedição com um novo capítulo, "A Economia Moral Revisitada", maior que o texto original, em que responde às numerosas críticas que recebeu e tece reflexões sobre os desdobramentos da sua noção de "economia moral" nas mãos de outros estudiosos. (Infelizmente, não comenta o uso do conceito feito por estudos brasileiros de quebra-quebras e outros fenômenos parecidos.)
Nos seus próprios escritos, Thompson limita o termo "economia moral" aos confrontos na praça do mercado sobre o acesso aos gêneros de primeira necessidade. "A questão não é apenas que seja conveniente reunir num termo comum o feixe identificável de crenças, usos e formas associados com a venda de alimentos em tempos de escassez, mas também que as profundas emoções despertadas pelo desabastecimento, as reivindicações populares junto às autoridades nessas crises e a afronta provocada por alguém lucrando em situações de emergência que ameaçam a vida, conferem um peso 'moral' particular ao protesto."
Thompson encara uma grande parte da história do século 18 como um enfrentamento entre a economia política dominante e a economia moral consuetudinária dos plebeus. Não vê nada de irracional ou especialmente primitivo na prática da multidão. (Aqui há uma crítica às interpretações bastante ortodoxas de George Rudé e Eric Hobsbawm.) Central ao argumento de Thompson é sua demonstração de como os dominantes não podiam ignorar críticas formuladas em termos da economia moral sem pôr em questão o paternalismo que estava na base da sua hegemonia.
Além da inclusão de seu conhecido artigo sobre "Tempo, Disciplina de Trabalho e o Capitalismo Industrial", que perdeu pouco de seu impacto nestes 30 anos desde sua publicação inicial, o livro conta com vários estudos novos ou menos conhecidos em torno do tema da cultura plebéia inglesa. A análise do rito da venda de esposas permite a Thompson abrir mais um janela para observar pressupostos tácitos da cultura plebéia. O costume em si ofendia profundamente os folcloristas e outros observadores que recolheram menções do costume. "Sobrevivências pagãs" ou indicações da natureza "animalesca" do povo eram observações típicas. No mínimo, o rito foi tomado como exemplo da falta de seriedade dos pobres em relação ao casamento. Thompson localizou em torno de 400 casos, embora as evidências sejam bastante incompletas e difíceis de avaliar.
No rito, a esposa era levada ao mercado, presa por uma corda, em geral amarrada ao redor do pescoço, e entregue assim ao comprador. Na maior parte do tempo havia a aparência, pelo menos, de um leilão e a troca de algum dinheiro. O aspecto público do costume indicava que os participantes aceitavam voluntariamente o acordo e impedia esforços posteriores de romper com seus termos. Há graus variáveis de bom humor indicados nos relatos.
De fato, o costume era geralmente uma maneira de terminar com um casamento e formalizar outro, em uma época em que o divórcio não estava ao alcance dos pobres. O comprador era muitas vezes identificado como o amante da esposa a ser vendida, e o rito servia para compensar o marido financeiramente, e talvez psicologicamente, por meio da humilhação da mulher. Em suma, uma troca de parceiros por consentimento mútuo. O que revela sobre o papel das mulheres dispensa comentários.
O costume exigia, na prática, o consentimento da comunidade com seus termos e uma certa autonomia da cultura plebéia em relação à culta. Exigia também que as autoridades civis e religiosas fossem distanciadas, desacreditadas ou tolerantes. Em vez de desprezo pelo casamento, o costume revela uma cultura que levava bastante a sério as formas da instituição e até inventou um rito para valorizá-la.
Outro costume inglês que Thompson analisa em detalhe é a "rough music", "uma cacofonia rude, com ou sem ritual mais elaborado, empregada em geral para dirigir zombarias ou hostilidades contra indivíduos que desrespeitam certas normas da comunidade". Como diz o autor, o costume é uma espécie de "teatro de rua" para divulgar um escândalo, muitas vezes na forma de procissões parodiando as cerimônias do Estado e da igreja. Nesse sentido, "rough music" se parece com o "charivari" francês, ainda que menos especializada do que este em ridicularizar segundos casamentos considerados inapropriados. Embora a análise de Thompson se restrinja aos séculos 18 e 19, o mecanismo certamente encontra-se em situações bem mais recentes como, por exemplo, nos episódios de humilhação pública imposta, em vários países europeus após a Segunda Guerra Mundial, às mulheres que tinham mantido contatos sexuais com as forças alemãs.
A forma, e o tom, de "rough music" variaram bastante, mas no fundo os casos que Thompson reconta são rituais de humilhação dirigidos a quem, no julgamento da comunidade, ofendeu seu código moral. Os significados do costume são bastante complexos. Socialmente conservador, reforçando tradições e formas de dominação masculina, "rough music" também teve efeitos subversivos com seus ritos de inversão, suas blasfêmias e obscenidades. Dirigiu-se não apenas contra adultérios e outras ofensas às normas sexuais, mas também visou oficiais impopulares e furadores de greves.
Entretanto, uma grande parte dos incidentes refere-se à manutenção de papéis conjugais associados a uma cultura eminentemente patriarcal. A megera e o corno manso são alvos prediletos. Contudo, e especialmente no século 19, há um número considerável de casos de "rough music" dirigidos a maridos que espancam suas esposas ou as maltratam de outra forma. Thompson levanta várias explicações possíveis, indo de uma crescente insegurança masculina diante de mulheres com alguma independência econômica à hipótese da mobilidade geográfica ter separado muitas mulheres da proteção de seus irmãos e outros parentes.
De qualquer forma, "rough music" demonstra a existência de uma cultura popular capaz de se auto-regular, distante da lei formal e às vezes até em oposição às normas oficiais. Thompson não sentimentaliza as consequências, nem sempre agradáveis às nossas sensibilidades, desta forma de justiça popular. Não-conformistas sexuais, por exemplo, sofreram consideravelmente. O resultado, como diz Thompson, "é apenas tão agradável e tolerante quanto os preconceitos e as normas do povo permitem".
A edição brasileira de "Costumes em Comum", que sai sete anos após a publicação em inglês, é cuidadosa e a tradução parece confiável. Entretanto, a decisão da editora de tirar as notas do pé da página (onde estão, corretamente, na edição inglesa) para escondê-las no fim do livro, irrita qualquer leitor, especialmente porque o autor mantém um diálogo constante entre seu texto e as informações contidas nas notas, que vão muito além de simples referências bibliográficas. Para seguir o texto corretamente, o leitor atento tem que interromper a leitura -pelos meus cálculos- 1.202 vezes, e procurar as informações complementares no fim do volume. Mesmo assim, o preço do livro é lamentável.
Michael Hall é professor no departamento de história da Universidade de Campinas.
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Ação política em Thompson
Um dos pressupostos das análises de Thompson repousa na idéia de que o comportamento humano, expresso em revoltas, motins e todo tipo de ação política, é mediado pela cultura, ou pelo aprendizado do costume, baseado em noções legitimadoras partilhados por um grupo social. Se existe consenso, ele pertence ao domínio do costume no interior de uma classe social. Quanto à ação política, inspirada pelo costume, pode-se dizer que ela é direta, disciplinada e com objetivos claros. O que Thompson chama argutamente de economia moral é o conjunto de normas e obrigações sociais, das funções econômicas peculiares a vários grupos na comunidade. Se ela é invisível, a ação política dos pobres confere-lhe plena visibilidade.
A esta economia moral se contrapõe a economia de mercado, baseada nos princípios da oferta e da procura, na maximização do lucro, na liberdade do comércio, nas práticas de monopólio e açambarcação, etc. O resultado isso é a defesa intransigente, por parte da multidão, da velha economia moral, baseada em preceitos paternalistas e na idéia do bem estar da comunidade, a que todos deveriam concorrer. A idéia do lucro, ainda que não totalmente ausente, chocava-se com os imperativos das necessidades da comunidade. De uma economia baseada na moral passa-se a uma economia baseada no lucro - é esta transição que Thompson descreve. A vitória do laissez-faire se fez às custas da economia moral.
A esta economia moral se contrapõe a economia de mercado, baseada nos princípios da oferta e da procura, na maximização do lucro, na liberdade do comércio, nas práticas de monopólio e açambarcação, etc. O resultado isso é a defesa intransigente, por parte da multidão, da velha economia moral, baseada em preceitos paternalistas e na idéia do bem estar da comunidade, a que todos deveriam concorrer. A idéia do lucro, ainda que não totalmente ausente, chocava-se com os imperativos das necessidades da comunidade. De uma economia baseada na moral passa-se a uma economia baseada no lucro - é esta transição que Thompson descreve. A vitória do laissez-faire se fez às custas da economia moral.
Por que costume e não cultura ?
Thompson disse tudo: cultura remete a valores compartilhados socialmente, aceitos de forma consensual. Costume é outra coisa: é arena de luta, onde interesses opostos se digladiam. Costume é um conceito para ser problematizado no contexto de um equilíbrio particular de relações sociais, e não num mundo rosáceo onde todos partilham os mesmos valores.
quarta-feira, 22 de abril de 2009
Aviso aos navegantes incautos
Nossa aula do dia 23 de abril será transferida para o dia 24 de abril, no mesmo local e horário.
Um abraço a todos.
Um abraço a todos.
sábado, 18 de abril de 2009
Estudo sobre a obra de E.P. Thompson
Segue um link para uma análise da obra de Thompson.
http://oficiodahistoria.blogspot.com/2007/12/razo-e-utopia-thompson-e-histria.html
http://oficiodahistoria.blogspot.com/2007/12/razo-e-utopia-thompson-e-histria.html
Dica sobre a obra de Duby
Sugiro aos interessados que acessem o link abaixo, para ver a dissertação de mestrado "GEORGES DUBY E A CONSTRUÇÃO DO SABER HISTÓRICO", de autoria de LUIZ ALBERTO SCIAMARELLA SANT'ANNA, apresentada ao Programa de Pós-
Graduação em História, de Universidade Federal da Paraíba e a Universidade Federal de Pernambuco.
Link: www.cipedya.com/web/FileDownload.aspx?IDFile=149414
Graduação em História, de Universidade Federal da Paraíba e a Universidade Federal de Pernambuco.
Link: www.cipedya.com/web/FileDownload.aspx?IDFile=149414
Sobre história e antropologia
Por certo, a desmistificação da idéia de progresso e a desaceleração dos tempos
da história conduziram a um privilegiamento das dimensões mais “estacionárias” ou “frias”
— ambas as expressões são de Lévi-Strauss —, em detrimento das dimensões mais
“quentes” ou “cumulativas” da vida social. Como diria azedamente o crítico Dosse, trata-se
de um “tempo repetitivo, etnográfico”, quer dizer, o tempo próprio e inconsciente de uma
vida cotidiana que muda muito lentamente e que desconhece uma evolução contínua,
homogênea e unilinear. A concepção de tempo — e, portanto, o regime de historicidade —
da Nova História insere-se perfeitamente nessa perspectiva sintetizada pelo historiador e
antropólogo de Certeau:
"A Antropologia insinua na História uma outra relação com o tempo: já não se trata
de um tempo voluntarista, progressista e nítido, que continua sempre a avançar
apesar das resistências, mas sim de um tempo que se repete, que evolui em
espiral, que tem nós e volta atrás, um tempo manhoso, enganador e cheio de
sinuosidade." (DE CERTEAU, 1983: 28)
Na antropologia histórica, portanto, o questionário — ou a “tópica”, como diria o
epistemólogo Veyne — é antropologicamente orientado para a análise histórica dos estratos
mais profundos e inconscientes da vida social, o que polemicamente se chamou estruturas.
Por trás da cena mais facilmente visível da história, e como pano de fundo dela, têm-se
acontecimentos de ritmos lentos e muito lentos, observados na perspectiva de um
macrotempo, o tempo das estruturas que se transformam muito devagar, apenas
perceptíveis na escala da longa duração, e que em parte condicionam ou mesmo
determinam inconscientemente o modus vivendi cotidiano: os modos de ser, pensar, sentir,
crer, viver e morrer. Observe-se que a longa duração não é incompatível com o recorte
cronológico curto, justamente porque respondem a diferentes regimes de historicidade.
Como esclarece Le Goff,
"A longa duração não é forçosamente um longo período cronológico; é aquela parte
da história, a das estruturas, que evolui e muda o mais lentamente. Pode-se
descobri-la e observá-la por um lapso de tempo relativamente curto, mas
subjacente à história dos eventos e à conjuntura de médio prazo." (LE GOFF,
1999: 17)
A microhistória à la Annales não joga fora o bebê com a água do banho: os
ritmos lentos da longa duração e os grandes espaços da civilização mediterrânica são
pressupostos explicativos das estruturas observadas com olho de míope através da redução
da escala espaço-temporal. Pelo menos, esse é o caso de algumas obras mestras, como as
do já citado Le Roy Ladurie.
Fonte:
Antonio Paulo Benatte – História e antropologia no campo da Nova História
Revista História em Reflexão: Vol. 1 n. 1 – UFGD - Dourados Jan/Jun 2007.
Link: http://www.historiaemreflexao.ufgd.edu.br/historiaemreflexao_ed1/antropologia.pdf?PHPSESSID=456defffb0a850c46bd073be760feb9b
da história conduziram a um privilegiamento das dimensões mais “estacionárias” ou “frias”
— ambas as expressões são de Lévi-Strauss —, em detrimento das dimensões mais
“quentes” ou “cumulativas” da vida social. Como diria azedamente o crítico Dosse, trata-se
de um “tempo repetitivo, etnográfico”, quer dizer, o tempo próprio e inconsciente de uma
vida cotidiana que muda muito lentamente e que desconhece uma evolução contínua,
homogênea e unilinear. A concepção de tempo — e, portanto, o regime de historicidade —
da Nova História insere-se perfeitamente nessa perspectiva sintetizada pelo historiador e
antropólogo de Certeau:
"A Antropologia insinua na História uma outra relação com o tempo: já não se trata
de um tempo voluntarista, progressista e nítido, que continua sempre a avançar
apesar das resistências, mas sim de um tempo que se repete, que evolui em
espiral, que tem nós e volta atrás, um tempo manhoso, enganador e cheio de
sinuosidade." (DE CERTEAU, 1983: 28)
Na antropologia histórica, portanto, o questionário — ou a “tópica”, como diria o
epistemólogo Veyne — é antropologicamente orientado para a análise histórica dos estratos
mais profundos e inconscientes da vida social, o que polemicamente se chamou estruturas.
Por trás da cena mais facilmente visível da história, e como pano de fundo dela, têm-se
acontecimentos de ritmos lentos e muito lentos, observados na perspectiva de um
macrotempo, o tempo das estruturas que se transformam muito devagar, apenas
perceptíveis na escala da longa duração, e que em parte condicionam ou mesmo
determinam inconscientemente o modus vivendi cotidiano: os modos de ser, pensar, sentir,
crer, viver e morrer. Observe-se que a longa duração não é incompatível com o recorte
cronológico curto, justamente porque respondem a diferentes regimes de historicidade.
Como esclarece Le Goff,
"A longa duração não é forçosamente um longo período cronológico; é aquela parte
da história, a das estruturas, que evolui e muda o mais lentamente. Pode-se
descobri-la e observá-la por um lapso de tempo relativamente curto, mas
subjacente à história dos eventos e à conjuntura de médio prazo." (LE GOFF,
1999: 17)
A microhistória à la Annales não joga fora o bebê com a água do banho: os
ritmos lentos da longa duração e os grandes espaços da civilização mediterrânica são
pressupostos explicativos das estruturas observadas com olho de míope através da redução
da escala espaço-temporal. Pelo menos, esse é o caso de algumas obras mestras, como as
do já citado Le Roy Ladurie.
Fonte:
Antonio Paulo Benatte – História e antropologia no campo da Nova História
Revista História em Reflexão: Vol. 1 n. 1 – UFGD - Dourados Jan/Jun 2007.
Link: http://www.historiaemreflexao.ufgd.edu.br/historiaemreflexao_ed1/antropologia.pdf?PHPSESSID=456defffb0a850c46bd073be760feb9b
quinta-feira, 16 de abril de 2009
Mudança de leitura
Vou substituir a leitura brigatória da obra Entre dos mundos, de Berta Ares e Serge Gruzinski, por um outro texto, disponível no site do scielo. O texto é:
GRUZINSKI, Serge. O historiador, o macaco e a centaura: a "história cultural" no novo milênio.
O link é:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-40142003000300020
GRUZINSKI, Serge. O historiador, o macaco e a centaura: a "história cultural" no novo milênio.
O link é:
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-40142003000300020
O Nascimento do Purgatório
Este é, a meu ver, o livro em que Le Goff desnuda e realiza com êxito o seu método de história cultural. Deveria tê-lo indicado para leitura obrigatória. Bem, de acordo com a súmula de Marcelo Berriel:
" constituição de um novo lugar na geografia do Além cristão que a sociedade medieval viu nascer e triunfar, bem como a longa história das crenças que anunciam a idéia de Purgatório, são os objetos de estudo desta obra. O livro divide-se em três partes: a primeira consiste num estudo sobre os sistemas do Além anteriores ao nascimento do Purgatório. A segunda trata do nascimento do Purgatório como lugar, na segunda metade do século XII e a terceira, do seu triunfo no século XIII. O livro ainda possui quatro apêndices que enriquecem a análise. A crença no Purgatório revela nas suas bases as grandes questões de seu tempo. Le Goff demonstra como as idéias e imagens relacionadas a este lugar intermédio condizem com os esquemas lógicos ternários em voga a partir da segunda metade do século XII, com o ideal de justiça e as mudanças na prática judicial, com as novas concepções de pecado e penitência, com os progressos da aritmética e dos sistemas de medição. Ademais, Le Goff demonstra como a intervenção dos vivos nos destinos das almas do Purgatório, através dos sufrágios, estabelece uma rede de solidariedade entre mortos e vivos. A riqueza das linhas que tecem a rede social é desvendada a partir de um aspecto do imaginário cristão. Demonstrar como isto é possível é uma das grandes lições desta obra que se tornou um marco."
" constituição de um novo lugar na geografia do Além cristão que a sociedade medieval viu nascer e triunfar, bem como a longa história das crenças que anunciam a idéia de Purgatório, são os objetos de estudo desta obra. O livro divide-se em três partes: a primeira consiste num estudo sobre os sistemas do Além anteriores ao nascimento do Purgatório. A segunda trata do nascimento do Purgatório como lugar, na segunda metade do século XII e a terceira, do seu triunfo no século XIII. O livro ainda possui quatro apêndices que enriquecem a análise. A crença no Purgatório revela nas suas bases as grandes questões de seu tempo. Le Goff demonstra como as idéias e imagens relacionadas a este lugar intermédio condizem com os esquemas lógicos ternários em voga a partir da segunda metade do século XII, com o ideal de justiça e as mudanças na prática judicial, com as novas concepções de pecado e penitência, com os progressos da aritmética e dos sistemas de medição. Ademais, Le Goff demonstra como a intervenção dos vivos nos destinos das almas do Purgatório, através dos sufrágios, estabelece uma rede de solidariedade entre mortos e vivos. A riqueza das linhas que tecem a rede social é desvendada a partir de um aspecto do imaginário cristão. Demonstrar como isto é possível é uma das grandes lições desta obra que se tornou um marco."
Que achado!
Livros
Le Goff, Jacques À la recherche du Moyen Âge (com a colaboração de Jean-Maurice de Montremy). Paris: Ed. Louis Audiber, 2003.
O autor centrou seu estudo sobre a figura do mercador, ao mesmo tempo banqueiro e intelectual, alcançando um período de 576 a 1492. A narrativa afasta a idéia de que a Idade Média seria uma época bárbara e coloca em evidência sua riqueza cultural, sua complexidade e a marca da Igreja Católica. Insistindo sobre a capacidade de inovação de uma cultura que se dizia hostil à toda novidade, ele não hesita em evocar múltiplas "renascenças". Este livro apaixonante é muito accessível, desenha uma Idade Média ignorada, inovadora para os milenaristas e entretanto largamente portadora de esperanças. Jacques Le Goff mostra com imenso talento que o humanismo não esperou o Renascimento para aparecer. E que a Europa do futuro não precisaria se inventar esquecendo seu passado.
Ref.: 940 1 LEG
Le Goff, Jacques "L´Appétit de l´histoire", in Essais d´Ego – Histoire (sob a responsabilidade de Pierre Nora). Paris: Gallimard, 1987.
Eis aqui, na Biblioteca das Histórias, um livro que não se parece com outros. Não se trata de uma pesquisa, mas sim de uma tentativa de laboratório: historiadores pesquisam para se fazerem os historiadores deles mesmos. Esses ensaios podem e devem ser lidos como foram escritos, independentemente uns dos outros. Mas seus ensaios, que responderam a uma questão urgente e sua aparência gostaria de, sobretudo, contribuir à elaboração de um gênero: "a história do ego". Um gênero novo, para uma nova idade da consciência histórica. (...) Ao leitor, cabe apreciar o que o resultado aporta de renovação aos gêneros advindos da memória pessoal e do aprofundamento na inteligência do tempo.
Essais d´Ego-Histoire reune ensaios dos seguintes historiadores: Maurice Agulhon, Pierre Chaunu, Georges Duby, Raoul Girardet, Jacques Le Goff, Michelle Perrot e René Rémond. (Pierre Nora)
Ref.: 907 2 ESS
Le Goff, Jacques La Civilisation de l´Occident médiéval. Paris: Arthaud, 1967.
La Civilisation de l´Occident médiéval é um livro que pretende descortinar, por detrás da Idade Média das camadas nobres revelada pela historiografia tradicional, muito além da Idade das Trevas, uma Idade Média das profundidades, das estruturas, dos alicerces – indo, então, ao encontro das raízes da civilização medieval. Dividido em dois volumes e duas partes, o livro aborda primeiramente a evolução histórica desse mundo: instalação dos bárbaros; organização germânica; formação e crise da Cristandade. Na segunda parte, a obra trata de temas como a cultura; as estruturas espaciais e temporais; a vida material; a sociedade cristã; mentalidades e atitudes; as permanências e novidades deste tempo. Como apêndices, contém um Atlas histórico; quadros; cronológicos; dicionário de nomes e termos; e bibliografia de orientação Trata-se de um verdadeiro manual para alunos e professores. (Priscila Aquino)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Dicionário Temático do Ocidente Medieval [Dictionnaire raisonné de l´Occident médiéval]. Org. com Jean-Claude Schmitt. Trad. (Coord.): Hilário Franco Júnior. Bauru (SP): EDUSC; S. Paulo: Imprensa Oficial, 2002.
Nesta grandiosa obra, organizada por Jacques Le Goff e Jean-Claude Schmitt, percebe-se toda a minúcia e cuidado para, não apenas fornecer informações, mas traduzir o desenvolvimento do saber acerca da Idade Média – trazendo à tona os debates entre historiadores, suas hipóteses e principais questões. Filiado à 2
renovação da História Medieval engendrada por Marc Bloch, com aberta ambição interdisciplinar e interesse pela "história problema", o Dicionário é dividido em dois volumes e se estrutura a partir de verbetes que interagem entre si por meio de um jogo remissivo. Cada verbete se remete a outros, que são inspirados em temáticas recorrentes na história medieval atual – como, por exemplo, os verbetes sobre o Além ou o Maravilhoso. Esse método não hierárquico e não linear possibilita que cada leitor faça uso do livro da forma que lhe seja mais útil, escolhendo sua própria trajetória no interior da obra. O prefácio – onde os organizadores explicitam suas intenções – enuncia o projeto de preencher uma lacuna, além de escolher um caminho médio: banindo o muito grande e geral; e o muito pequeno e particular, como nomes de personagens históricos e mesmo nomes próprios (com algumas exceções). A obra integra-se à orientação da chamada História do Imaginário, apreendendo o fenômeno histórico em dois registros: o registro dos fatos e o das representações desses fatos. Quanto ao programa pedagógico e cívico do Dicionário Temático, os organizadores são claros – manter o passado a uma distância crítica que nos proporcione meios de reflexão sobre o presente. Nesse sentido, a História Medieval estaria próxima e distante a um só tempo. Trata-se de um excelente meio para conhecer, aprofundar e se atualizar nas questões e problemas mais recentes sobre a história do Ocidente medieval. (Priscila Aquino)
Ref.: 900.030 DIC T1 e T2
Le Goff, Jacques Le Dieu du Moyen Âge (entrevista com Jean-Luc Pouthier). Paris: Bayard, 2003.
De qual Deus se trata na Idade Média? Que representa o Espírito Santo e a Virgem Maria para os medievais? Qual a relação entre Deus e a sociedade medieval? Em quem acreditam os homens da Idade Média? Qual é o lugar de Deus e da Teologia no interior da cultura da Idade Média? Tais são as questões que a História se esforça em responder.
Jacques Le Goff traça as representações de Deus através das instituições políticas, a arte, a cultura, a teologia, os dogmas, as práticas e a vida cotidiana de homens e mulheres da sociedade medieval.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques L´Europe est-elle née au Moyen Âge? Essai. Paris: Ed. Du Seuil, 2003.
A Europa contemporânea é uma longa história que começa antes da chegada do Cristianismo e continua com seu recuo. Aos olhos de quem sabe ver, como os de Jacques Le Goff, aparecem os traços, os extratos sucessivos de numerosas mudanças, desde as ruínas do Império Romano até as descobertas do século XVI. O historiador os atualiza, os explora, para mostrar o quanto a Europa contemporânea herdou, usou, retomando bem as características desta "Europa" medieval que não é totalmente a nossa, mas representa um momento importante de sua construção: unidade potencial e diversidade fundamental, mestissagem populacional, divisões e oposições Oeste-Leste ou Sul-Norte, primato unificador da cultura. Do fracasso carolingiano à "belle" Europe de cidades e de universidades, Jacques le Goff nos mostra, numa intensa viagem ao passado, na esperança que, compreendendo melhor suas origens, os Europeus construam melhor seu futuro.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Faire de L´histoire: Nouveaux Problèmes, Nouvelles Approches, Nouveaux Objets. Org.: Jacques Le Goff e Pierre Nora. Paris: Gallimard, 1974.
Veja: História: Novos Problemas, Novas Abordagens, Novos Objetos.
Ref.: 901 LEG T1, T2 e T3
Le Goff, Jacques Héros du Moyen Âge, le Saint et le Roi. Paris: Ed. Gallimard (coll. Quarto), 2004.
"Todas as civilizações honraram personagens humanas e ou sobrenaturais, a quem elas quiseram até render um verdadeiro culto. Assim, a Antigüidade greco-romana venerou os heróis, os deuses e os seres intermediários, heróis divinizados ou semi-deuses. A mudança nas civilizações resultou numa modificação nessas categorias.
A partir do século IV, a instalação no Ocidente de uma nova religião, o cristianismo, e de um novo sistema político e social, a sociedade medieval, provocou uma mudança profunda em deuses e heróis. E de início uma novidade revolucionária: o monoteísmo substitui o politeísmo. Não há mais do que um só Deus, mesmo quando a Trindade e a Virgem Maria dão lugar ao estado de crenças e de práticas correntes, a um certo politeísmo. Há, então, o aparecimento de uma nova categoria de heróis, os santos, de um novo tipo de governante, superior por natureza nos seus súditos, o rei. No século XIII, século de São Francisco de Assis e de São Luís, o Santo e o Rei são o apogeu da Europa cristã". (Jacques Le Goff)
Este volume contém :
Saint François d´Assise
Saint Louis
"Reims, ville du sacre"
Dez artigos reunidos em torno de três temas: Le Roi dans l´Occident médiéval; La Cour royale; Ordres mendiants et Villes
Conclusion: "Du ciel sur la terra. La mutation des valeurs du XIIe au XIIIe siècle dans l´Occident chrétien".
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques História: Novos Problemas [Faire de L´histoire: Nouveaux Problèmes]. Org.: Jacques Le Goff e Pierre Nora. 4a ed. Trad. Theo Santiago. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1995.
História: Novas Abordagens [Faire de L´histoire: Nouvelles Approches]. Org,: Jacques Le Goff e Pierre Nora. 3a ed. Trad. Henrique Mesquita. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1988. Ed. portuguesa: Fazer história. Venda Nova: Bertrand, 1981-1987, 3 vol.
História: Novos Objetos [Faire de L´histoire: Nouveaux Objets]. Org. Jacques Le Goff e Pierre Nora. 2a ed. Trad. Teresinha Marinho. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1986. 3
Esta obra pretende ser mais do que um balanço ou um simples panorama. É um diagnóstico da situação da história, tal como é praticada, ao menos na França, por historiadores egressos de múltiplos horizontes e pertencentes a gerações diferentes, mas que partilham – sem caráter de escola – um mesmo espírito de pesquisa. É também um ponto de partida para novas trilhas de exploração histórica.
A história de fato, como outras ciências, vem sofrendo uma profunda mutação nos últimos anos. Assim como se fala de uma lingüística ou de uma matemática "moderna", existe também uma história "nova". É esta que se pretende apresentar e encorajar aqui.
Novos problemas colocam em questão a própria história. Novas abordagens enriquecem e modificam os setores tradicionais da história. Novos objetos, enfim, se estabelecem no campo epistemológico da história. A cada um desses aspectos é consagrado um volume, integrando a quantos se interessem pelas Ciências Sociais.
1o Volume – História: Novos Problemas (T1): A operação histórica (Michel de Certeau); O quantitativo em história (François Furet); A história conceptualizante (Paul Veyne); As vias da história antes da escrita (André Leroi-Gourhan); A história dos povos sem história (Henri Moniot); A aculturação (Nathan Wachtel); História social e ideologia das sociedades (Georges Duby); História marxista, história em construção (Pierre Vilar); O regresso do acontecimento (Pierre Nora).
2o Volume – História: Novas Abordagens (T2): A arqueologia (Alain Schnapp); A economia: As crises econômicas e Superação e prospectiva (Pierre Chaunu); A demografia (André Burguière); A religião: Antropologia religiosa e História religiosa (Dominique Julia); A literatura (Jean Starobinski); A arte (Henri Zerner); As ciências (Michel Serres); A política (Jacques Julliard).
3o Volume – História: Novos Objetos (T3): O clima: A história da chuva e do bom tempo (Emmanuel Roy Ladurie); O inconsciente: O episódio da prostituta em Que Fazer? E em O Subsolo (Alain Besançon); O mito: Orfeu de mel (Marcel Detienne); As mentalidades: uma história ambígua (Jacques Le Goff); A língua: lingüística e histórica (Jean-Claude Chevalier); O livro: uma mudança de perspectiva (Roger Charlier e Daniel Roche); Os jovens: o cru, a criança grega e o cozido (Pierre Vidal-Nauet); O corpo: o homem doente e a sua história (Jean-Pierre Peter e Jacques Peter e Jacques Revel); A cozinha: uma ementa do século XIX (Jean-Paul Aron); A opinião pública: apologia para as sondagens (Jacques Ozouf); O filme: uma contra-análise da sociedade (Marc Ferro); A festa: sob a Revolução Francesa (Mona Ozouf).
Ref.: 907 HIS
Le Goff, Jacques A História Nova [La Nouvelle histoire]. Trad. Eduardo Brandão. São Paulo: Martins Fontes. 1988. (O Homem e a História)
Ref.: 901 LEG
Le Goff, Jacques (sob a responsabilidade de) L’Homme médiéval. Paris : Seuil, 1989 (L’Univers historique).
Ref.: 909.1 HOM
Le Goff, Jacques O Imaginário medieval [L´imaginaire médiéval]. Trad. Manuel Ruas. Lisboa: Estampa, 1994.
Le Goff em O Imaginário Medieval leva o leitor a uma viagem do conhecimento através das imagens mentais e coletivas do Ocidente medieval – e, assim, coloca em foco a necessidade de estudar o imaginário como um fenômeno coletivo, social e histórico que permite chegar a funda na consciência de uma sociedade. O livro se divide em seis partes, onde os principais lugares de ação do imaginário medievo são demarcados: o deserto/floresta; o corpo; o purgatório; os sonhos. O maravilhoso, com parte deste imaginário, é abordado de modo a apontar seus usos na esfera do cotidiano, pelo cristianismo e na política. A literatura e o estudo do poder, e de sua simbologia, também são temas de análise do autor. O livro contém ainda alguns apêndices que se referem às fontes utilizadas, e suplementos bibliográficos que orientam aqueles que pretendem se aprofundar. (Priscila Aquino)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Os Intelectuais na Idade Média [Les Intellectuels au Moyen Âge]. Trad. de Marcos de Castro. Rio de Janeiro: José Olympio, 2003. Ed. Br. Anterior: Trad. Maria Julia Goldwasser. São Paulo: Brasiliense, 1995. Ed. portuguesa: Os Intelectuais na Idade Média. Trad. de Luísa Quintela. Lisboa: Estúdios Cor, 1973.
O surgimento, no século XII, do intelectual, deste novo tipo socioprofissional urbano, assim como seu triunfo no século seguinte, constituem o objetivo deste livro escrito pelo ainda jovem Jacques Le Goff. No primeiro capítulo é analisada a formação do intelectual no contexto do século XII. O segundo capítulo demonstra como no século XII esta categoria profissional da saber e do ensino organiza-se e impõe-se. No terceiro e último capítulo, Le Goff traça o declínio do intelectual por ele especificado, durante os séculos XIV e XV. O livro ainda traz um prefácio de 1984, introdução, bibliografia comentada, marcos cronológicos e índice onomástico. Os Intelectuais na Idade Média tornou-se um clássico sobre o assunto. Publicado pela primeira vez em 1957, este estudo de Le Goff é referência obrigatória e, nos seus argumentos centrais, ainda não foi superado. Para Le Goff, o intelectual é um tipo sociológico específico que pode ser muito bem definido e analisado. Oriundos da divisão do trabalho e do renascimento urbano, os intelectuais são profissionais vinculados às primeiras universidades, reúnem-se em corporações e defendem o direito de viver graças ao ofício do saber e do ensinar. Le Goff nos deixa, enfim, a reflexão sobre o papel da ciência e do ensino, aliás, sobre a união de ambos, sobre a função na sociedade daquele a quem cabe realizá-la. (Marcelo Berriel)
Ref.: 909.07 LEG 4
Le Goff, Jacques Marchands et banquiers du Moyen Âge. Paris, PUF (coll. "Que sais-je", no 699), 1959; 9e Ed.: 2001.
Entre os séculos XI e XIII, a Cristianidade medieval é o teatro duma verdadeira revolução comercial, cujos grandes animadores são os mercadores e os banqueiros.
"Neste livro são os negociadores, os mercadores, que vamos mostrar. Homens de negócios, como se diz, e a expressão é excelente porque exprime a extensão e a complexidade de seus interesses: comércio propriamente dito, operações financeiras de todos os tipos, especulações, investimentos imobiliários e prediais. Contentamo-nos aqui em evocar, para nomeá-los, os dois pólos de sua atividade: o comércio e o banco.
Por outro lado, optamos por uma exposição sistemática na qual – sempre procurando os vínculos entre as diferentes atitudes de um mesmo homem – se considerou o mercador – banqueiro primeiro em seu gabinete ou no mercado – isto é, em sua atividade profissional –, depois em face do nobre, do operário, da cidade, do Estado –, isto é, em seu papel social e político –, em seguida, diante da Igreja e de sua consciência – ou seja, em sua atitude religiosa e moral – e, por fim, perante o ensino, a arte, a civilização – vale dizer, em seu papel cultural". (Jacques Le Goff)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques O Nascimento do Purgatório [La Naissance du Purgatoire]. Trad. Maria Fernandes Gonçalves de Azevedo. Lisboa: Estampa, 1993.
A constituição de um novo lugar na geografia do Além cristão que a sociedade medieval viu nascer e triunfar, bem como a longa história das crenças que anunciam a idéia de Purgatório, são os objetos de estudo desta obra. O livro divide-se em três partes: a primeira consiste num estudo sobre os sistemas do Além anteriores ao nascimento do Purgatório. A segunda trata do nascimento do Purgatório como lugar, na segunda metade do século XII e a terceira, do seu triunfo no século XIII. O livro ainda possui quatro apêndices que enriquecem a análise. A crença no Purgatório revela nas suas bases as grandes questões de seu tempo. Le Goff demonstra como as idéias e imagens relacionadas a este lugar intermédio condizem com os esquemas lógicos ternários em voga a partir da segunda metade do século XII, com o ideal de justiça e as mudanças na prática judicial, com as novas concepções de pecado e penitência, com os progressos da aritmética e dos sistemas de medição. Ademais, Le Goff demonstra como a intervenção dos vivos nos destinos das almas do Purgatório, através dos sufrágios, estabelece uma rede de solidariedade entre mortos e vivos. A riqueza das linhas que tecem a rede social é desvendada a partir de um aspecto do imaginário cristão. Demonstrar como isto é possível é uma das grandes lições desta obra que se tornou um marco. (Marcelo Berriel)
Ref.: 909.07 LEG
Le Goff, Jacques Para um Novo Conceito de Idade Média: Tempo, Trabalho e Cultura no Ocidente [Pour un autre Moyen Âge: Temps, travail et culture en Occident: 18 essais]. Trad. Maria Helena da Costa Dias. Lisboa: Editorial Estampa, 1980.
Para um Novo Conceito de Idade Média: Tempo, Trabalho e Cultura no Ocidente é um verdadeiro marco da Nova História. Tomando como ponto de partida essas três grandes categorias de análise, o historiador coloca a Idade Média como referência para o estudo da antropologia histórica do Ocidente. A análise das diversas temporalidades que coexistem no medievo – o tempo da Igreja, o tempo do mercador, com seus ritmos próprios, sua duração específica, o tempo do cotidiano e os problemas do historiador diante deste cotidiano, fazem deste livro uma verdadeira obra prima.
Os ofícios lícitos e os ilícitos segundo os valores ditados nos Manuais de Confessores, as universidades e suas relações com os poderes públicos e a natureza de seu funcionamento, trazem para o medievalismo novas abordagens das questões relacionadas ao trabalho. As mentalidades estão aqui afinadas com as questões econômicas, os valores cristãos frente a frente com os interesses novos da cidade, as adaptações da Igreja aos tempos do mercador, tudo posto num magistral modelo explicativo.
Le Goff lança problemas corajosamente ao explicar as adaptações, transformações e interconeções entre o que chamou de cultura folclórica e cultura eclesiástica nos tempos merovíngios. Novos objetos – e aí estão a Indica como universo onífrico e os sonhos na cultura e na psicologia coletiva do Ocidente medieval. Quantas teses, quantas pesquisas surgiram desse livro? Quantos especialistas a ele devem pagar seu tributo? Toda grande obra ancora-se no tempo, despertando polêmicas, novos problemas e soluções. Esta é sem dúvida uma delas. (VLF)
Ref.: 909.07 LEG
Le Goff, Jacques (sob a responsabilidade de) Patrimoine et passions identitaires : Entretiens du Patrimoine. Paris : Fayard, 1998. (Actes des Entretiens du Patrimoine)
Ref.: 363.6 PAT
Le Goff, Jacques Por Amor às Cidades: Conversações com Jean Lebrun [Pour l´amour des villes]. Trad. Reginaldo Corrêa de Moraes. São Paulo: Ed. UNESP, 1998.
Ainda que em formato mais compacto, se comparada com a edição francesa, a edição brasileira é cuidadosa e destaca-se por manter uma alta qualidade na apresentação, diagramação e nas reproduções do belíssimo acervo iconográfico. Por amor às cidades é um exercício reflexivo de Le Goff, que estabelece um paralelo entre a cidade medieval e a cidade contemporânea, encontrando semelhanças e contrastes na longa duração. Para este levantamento tipológico sobre as funções da cidade como espaço econômico, social e político, são estabelecidos quatro eixos fundamentais: A cidade inovadora estuda o espaço urbano como um local de criatividade e de diálogo. Como agrupamento de profissionais e de especialistas, 5
ela possui funções essenciais como a troca, a informação, a vida cultural, a produção e o poder, que vão gerar seu posterior desenvolvimento.
Em A cidade em segurança, discute-se uma das principais preocupações e obsessões da contemporaneidade, conseqüência natural do crescimento, desenvolvimento e enriquecimento da urbe: a utopia da segurança urbana, que encontra suas origens nas cidades medievais. A cidade como lugar de prosperidade precisava de proteção, segurança e ordem, com suas muralhas, seu policiamento e os gestos de assistência, que faziam frente às ameaças de marginais, criminosos, revoltas, desemprego e injustiça.
Em O poder na cidade, aborda-se um tema de ideologia política como é o ideal do bom governo, que se sustentava na paz, na justiça e na religião. A injustiça levaria à insatisfação e à revolta na cidade medieval. O príncipe, as grandes famílias burguesas e os poderes locais são partes desse equilíbrio de poder.
Em O evangelho da cidade, se debate como a Idade Média opõe a cidade ao campo, visto negativamente como lugar de rusticidade, sede do bárbaro, do rude. A cidade, pelo contrário, representaria educação, cultura, bons costumes e elegância. O orgulho urbano encontra seu sustento inovador e criativo na sua função cultural: escola, universidade, arte, religião e urbanismo.
Finalmente Le Goff reflete como a cidade contemporânea, diferentemente da medieval, já não distingue o espaço urbano do espaço rural. O centro e sua função na urbe medieval deixa de existir nas cidades contemporâneas que agora são policêntricas. O medievalista acredita que atualmente as cidades se encontram prestes a conceber um novo processo de inovação e renovação como o acontecido com a cidade medieval.
É fundamental destacar que nesta obra, sem o rigor das publicações acadêmicas e direcionada a um público leigo, Le Goff não se limita apenas a seu objeto de pesquisa, discutindo também os problemas da cidade contemporânea, o que demonstra sua erudição ao fornecer paralelismo sem cair no anacronismo. (Yobenj Aucardo Chica)
Ref.: 720.9 LEG
Le Goff, Jacques São Francisco de Assis [Saint François d´Assise]. 4a ed. Trad. Marcos de Castro. Rio de Janeiro: Record, 2001. Ed. portuguesa: São Francisco de Assis. Trad. Telma Costa. Lisboa: Teorema, 2000.
São Francisco seria o santo mais moderno da Igreja? Ecologista na sua fascinação pela natureza, anticonsumista na radical opção pela simplicidade, defensor da liberdade de espírito, da alegria, da vida comunitária, foi um feminista de primeira hora na relação com Santa Clara e a ordem das clarissas. Francisco di Pietro di Bernardone, filho de comerciantes italianos da cidade de Assis, mudou não só o conceito de santidade e devoção, mas a atitude da Igreja e dos leigos diante do sagrado na virada do século XII para o século XIII.
A fraternidade franciscana, a consagração à pobreza e uma liderança dinâmica alterando a solidão e a inserção social a partir da pregação nas cidades da Úmbria o fixaram como uma das mais cultuadas figuras religiosas do Ocidente. Ao resgatar a história do "Pobre de Assis", através de quatro ensaios, Jacques Le Goff nos mostra que se São Francisco foi moderno é porque seu tempo foi produto de um lugar e de um momento, a Itália comunal em seu apogeu. Nesse contexto, três fenômenos são decisivos para a orientação de Francisco: a luta de classes, a ascensão dos leigos e o progresso da economia monetária".
"Sempre fui fascinado por São Francisco, um dos mais impressionantes personagens do seu tempo e da História Medieval (...) Francisco foi, muito cedo, aquele que, mais que qualquer outro, me inspirou o desejo de fazer dele um objeto da história total, exemplar para o passado e para o presente", escreve Le Goff ao justificar esta investigação sobre um dos mais comoventes exemplos de humildade e solidariedade, criador de um sentimento pela natureza que se exprimiu na religião, na literatura e na arte medieval.
Le Goff não ignora os aspectos controvertidos de São Francisco, que rejeitou o saber e os livros no momento de nascimento das universidades, e condenava o dinheiro em plena transição da economia feudal. O magistral resgate do historiador nos leva a perceber como o autor do Cântico do Sol, que pregava aos pássaros, condenava não o conhecimento ou o enriquecimento, mas as estruturas de poder. As lições do franciscanismo nasceram modernas na Idade Média e reafirmam sua atualidade inequívoca no séc. XXI.
Ref.: 235.2 LEG
Le Goff, Jacques São Luís: Biografia [Saint Louis]. 3a ed. Trad. de Marcos de Castro. Rio de Janeiro: Record, 2002.
Em São Luís, além da reconstituição da vida do rei francês, existe uma problematização acerca do polêmico século XIII em toda Europa. Discute-se, dentro dos pressupostos da história "total", o ambiente social no qual ele viveu e atuou. O livro, organizado em três partes, visa responder duas questões: "é possível escrever uma biografia de São Luís? São Luís existiu?" A primeira parte estrutura-se em torno problemas surgidos na vida do rei, dando ênfase aos anos de sua juventude. Na segunda, busca-se o "verdadeiro São Luís" entre as diversas representações criadas do rei santo, pois todas obedeciam a modelos preexistentes permeados pelas ideologias dos hagiógrafos. Nessa etapa, o único relato de origem não eclesiástica, o produzido pelo amigo Joinville, torna-se relevante na crítica da produção de sua memória. Na última, fica evidenciado o motivo pelo qual São Luís foi um rei único em seu tempo: ele seguiu o modelo de rei Cristo, humilde e penitente. Por isso, recebeu a auréola de santidade. Le Goff não só nos levou a conhecer o indivíduo Luís IX, mas o tornou familiar. O leitor pôde "ouvi-lo rir, caçoar, implicar com os amigos". Isso foi possível graças à proposta de fazer uma biografia, "uma das maneiras mais difíceis de fazer história", capaz de responder aos principais problemas do fazer histórico. O seu método biográfico, extremamente inovador, propõe o conceito de "sujeito global", inserindo São Luís numa história total. (Clinio Amaral) 6
Ref.: 944.021 LEG
Le Goff, Jacques Un Autre Moyen Âge. Paris: Ed. Gallimard (coll. Quarto), 1999.
"Uma outra Idade Média é uma Idade Média total, que se elabora também a partir de fontes literárias, arqueológicas, artísticas, jurídicas com seus documentos recentemente concedidos aos medievalistas "puros". É o período que nos permite melhor entender nossas raízes e nossas rupturas, no interior de nossa modernidade feroz, de nossa necessidade de compreender as mudanças, as transformações que são os fundamentos da história, tanto como ciência, como experiência vivida. É esse passado primordial, onde nossa identidade coletiva, busca angustiante das sociedades atuais, adquirir certas características essenciais" (Jacques Le Goff)
Este volume contém :
Pour un autre Moyen Âge: temps, travail et culture en Occident
L´Occident médiéval et le temps
L´imaginaire médiéval
La naissance du Purgatoire
Les limbes
La bourse et la vie
Le rire dans la société médiévale.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Un long Moyen Âge. Paris: Tallandier Ed., 2004.
Escritos paralelamente às obras que ele publicou ao longo do período de 1980-2004, os textos inicialmente apareceram na revista L´Histoire e são a origem deste livro, revelando diferentes etapas do caminho da reflexão de Jacques Le Goff. Eles são, aqui, o prolongamento, as clarificações, e explicam a origem. Eles exprimem os resultados das principais pesquisas e reflexões realizadas pelo historiador que renovou nosso olhar sobre a vida dos homens dessa longa Idade Média, sobre suas crenças, seus hábitos, suas representações daqueles tempos distantes, e mesmo seus sonhos...
À luz deste documento excepcional, a história se revela uma disciplina em mudanças, onde o historiador deve sem cessar voltar às suas fontes e sempre confrontar a claridade do passado com as sombras que se movem do presente.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Un Moyen Âge en images. Paris : F. Hazan, 2000.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques e Nicolas Truong Une histoire du corps au Moyen Âge. Paris : L. Levi, 2003 (Histoire).
Ref.: 306.4 LEG
Le Goff, Jacques Vingt siècles en cathédrales (sob a responsabilidade de Jacques Le Goff; diretor Catherine Arminjon e Denis Lavalle). Exposition, Reims, Palais du Tau, jun – nov 2001. Paris: Ed. Du Patrimoine, 2001.
A catedral – "obra de arte total", dizia Victor Hugo. Obra de arte em perpétua renovação, se poderia juntar, edifício de um destino nacional. Mais do que um outro países, a catedral na França impõe sua linha imóvel. Curiosamente, a imagem que se fixou é antes de tudo gótica. Pode-se compreender, pois a maior parte das grandes catedrais apresentam ainda suas silhuetas surgidas dessa idade de ouro da era medieval. Mas atrás da imagem fetiche de enlaces e de torres, se esquece que a catedral foi antes romana, que ela foi também clássica, até mesmo eclética, e que os arquitetos contemporâneos não se cansam de olhá-la. (...) A despeito de dramas e de destruições, a catedral permanece um imenso museu vivo no coração das cidades. Malgrado sua onipresença, o catedral fica como lugar de estudos inéditos e de descobertas a serem feitas. Pela primeira vez, trinta historiadores se reuniram sob a direção de Jacques Le Goff, para traçar desde a alvorada da Idade Média até ao terceiro milênio esta história fascinante, mito verdadeiro que não cessa de excitar o imaginário de cada um. É preciso acreditar em Jacques Le Goff quando ele afirma que a catedral "é o monumento por excelência de longa duração, de continuidades e de renascimentos. Lugar de memória coletiva, mas sobretudo lugar de vida".
Ref.: 709 VIN
Prefaciados por Jacques Le Goff :
Bloch, Marc Apologie pour l’histoire ou Le Métier d’historien. Paris : Armand Colin ; 1997 (Références)
Ref.: 901 BLO
Bloc, Marc Os Reis Taumaturgo: o caráter sobrenatural do poder régio [Les Rois thaumaturges]. Trad. Julia Mainardi. São Paulo: Companhia das Letras.
Ref.: 909.1 BLO
Duby, Georges An 1000, an 2000, sur les traces de nos peurs. Textuel ; 1999.
Ref.: 940.1 DUB
Sobre Jacques Le Goff :
L’Ogre historien : autour de Jacques Le Goff. Sob a responsabilidade de Jacques Revelt e Jean Claude Schmitt. Paris: Gallimard, 1999.
Ref.: 901 OGR 7
Revistas
Annales. Histoire, Sciences sociales
Revista de onde se originou a famosa "Escola histórica dos Anais".
Jacques Le Goff faz parte da diretoria desde 1969. Ele escreveu nessa revista numerosos artigos.
L’Histoire
Nº 283, Janvier 2004. Spécial: les grandes heures du Moyen Âge.
Nº 267, Juillet-Aout 2002. Spécial: Les hommes et la guerre depuis 5000 ans.
Nº 245, Juillet-Aout 2000: Les Femmes.
Nº 201, Juillet-Aout 1996. Spécial: L’Explosion des nationalismes.
Nº 191, Septembre 1995. Chrétiens et musulmans – la Guerre Sainte.
Magazine Littéraire
Nº 365, Mai 1998. Eloge de la révolte.
Vídeo
Le Goff, Jacques, Pour un autre Moyen Age. Entrevista com Jacques Le Goff. AREHESS – 1 vídeo (90’): VHS-SECAM + 1 livrete, 1993 (Savoir et Mémoire).
Dialogando com Robert Philippe, Pierre Nora, Emmanuel le Roy Ladurie et Jean-Claude Schmitt, Jacques Le Goff percorre o itinerário, que os mercadores e os intelectuais da Idade Média, passando por uma síntese da civilização do Ocidente Medieval, o purgatório, a cidade, o imaginário e a realeza, o fez explorar a Idade Média, num plano de renovação da história e dos métodos, esforçando-se em definir uma antropologia histórica.
Ref.: VI 940.1 LEG
Uma bibliografia realizada por
www.maisondefrance.org.br/mediateca
Le Goff, Jacques À la recherche du Moyen Âge (com a colaboração de Jean-Maurice de Montremy). Paris: Ed. Louis Audiber, 2003.
O autor centrou seu estudo sobre a figura do mercador, ao mesmo tempo banqueiro e intelectual, alcançando um período de 576 a 1492. A narrativa afasta a idéia de que a Idade Média seria uma época bárbara e coloca em evidência sua riqueza cultural, sua complexidade e a marca da Igreja Católica. Insistindo sobre a capacidade de inovação de uma cultura que se dizia hostil à toda novidade, ele não hesita em evocar múltiplas "renascenças". Este livro apaixonante é muito accessível, desenha uma Idade Média ignorada, inovadora para os milenaristas e entretanto largamente portadora de esperanças. Jacques Le Goff mostra com imenso talento que o humanismo não esperou o Renascimento para aparecer. E que a Europa do futuro não precisaria se inventar esquecendo seu passado.
Ref.: 940 1 LEG
Le Goff, Jacques "L´Appétit de l´histoire", in Essais d´Ego – Histoire (sob a responsabilidade de Pierre Nora). Paris: Gallimard, 1987.
Eis aqui, na Biblioteca das Histórias, um livro que não se parece com outros. Não se trata de uma pesquisa, mas sim de uma tentativa de laboratório: historiadores pesquisam para se fazerem os historiadores deles mesmos. Esses ensaios podem e devem ser lidos como foram escritos, independentemente uns dos outros. Mas seus ensaios, que responderam a uma questão urgente e sua aparência gostaria de, sobretudo, contribuir à elaboração de um gênero: "a história do ego". Um gênero novo, para uma nova idade da consciência histórica. (...) Ao leitor, cabe apreciar o que o resultado aporta de renovação aos gêneros advindos da memória pessoal e do aprofundamento na inteligência do tempo.
Essais d´Ego-Histoire reune ensaios dos seguintes historiadores: Maurice Agulhon, Pierre Chaunu, Georges Duby, Raoul Girardet, Jacques Le Goff, Michelle Perrot e René Rémond. (Pierre Nora)
Ref.: 907 2 ESS
Le Goff, Jacques La Civilisation de l´Occident médiéval. Paris: Arthaud, 1967.
La Civilisation de l´Occident médiéval é um livro que pretende descortinar, por detrás da Idade Média das camadas nobres revelada pela historiografia tradicional, muito além da Idade das Trevas, uma Idade Média das profundidades, das estruturas, dos alicerces – indo, então, ao encontro das raízes da civilização medieval. Dividido em dois volumes e duas partes, o livro aborda primeiramente a evolução histórica desse mundo: instalação dos bárbaros; organização germânica; formação e crise da Cristandade. Na segunda parte, a obra trata de temas como a cultura; as estruturas espaciais e temporais; a vida material; a sociedade cristã; mentalidades e atitudes; as permanências e novidades deste tempo. Como apêndices, contém um Atlas histórico; quadros; cronológicos; dicionário de nomes e termos; e bibliografia de orientação Trata-se de um verdadeiro manual para alunos e professores. (Priscila Aquino)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Dicionário Temático do Ocidente Medieval [Dictionnaire raisonné de l´Occident médiéval]. Org. com Jean-Claude Schmitt. Trad. (Coord.): Hilário Franco Júnior. Bauru (SP): EDUSC; S. Paulo: Imprensa Oficial, 2002.
Nesta grandiosa obra, organizada por Jacques Le Goff e Jean-Claude Schmitt, percebe-se toda a minúcia e cuidado para, não apenas fornecer informações, mas traduzir o desenvolvimento do saber acerca da Idade Média – trazendo à tona os debates entre historiadores, suas hipóteses e principais questões. Filiado à 2
renovação da História Medieval engendrada por Marc Bloch, com aberta ambição interdisciplinar e interesse pela "história problema", o Dicionário é dividido em dois volumes e se estrutura a partir de verbetes que interagem entre si por meio de um jogo remissivo. Cada verbete se remete a outros, que são inspirados em temáticas recorrentes na história medieval atual – como, por exemplo, os verbetes sobre o Além ou o Maravilhoso. Esse método não hierárquico e não linear possibilita que cada leitor faça uso do livro da forma que lhe seja mais útil, escolhendo sua própria trajetória no interior da obra. O prefácio – onde os organizadores explicitam suas intenções – enuncia o projeto de preencher uma lacuna, além de escolher um caminho médio: banindo o muito grande e geral; e o muito pequeno e particular, como nomes de personagens históricos e mesmo nomes próprios (com algumas exceções). A obra integra-se à orientação da chamada História do Imaginário, apreendendo o fenômeno histórico em dois registros: o registro dos fatos e o das representações desses fatos. Quanto ao programa pedagógico e cívico do Dicionário Temático, os organizadores são claros – manter o passado a uma distância crítica que nos proporcione meios de reflexão sobre o presente. Nesse sentido, a História Medieval estaria próxima e distante a um só tempo. Trata-se de um excelente meio para conhecer, aprofundar e se atualizar nas questões e problemas mais recentes sobre a história do Ocidente medieval. (Priscila Aquino)
Ref.: 900.030 DIC T1 e T2
Le Goff, Jacques Le Dieu du Moyen Âge (entrevista com Jean-Luc Pouthier). Paris: Bayard, 2003.
De qual Deus se trata na Idade Média? Que representa o Espírito Santo e a Virgem Maria para os medievais? Qual a relação entre Deus e a sociedade medieval? Em quem acreditam os homens da Idade Média? Qual é o lugar de Deus e da Teologia no interior da cultura da Idade Média? Tais são as questões que a História se esforça em responder.
Jacques Le Goff traça as representações de Deus através das instituições políticas, a arte, a cultura, a teologia, os dogmas, as práticas e a vida cotidiana de homens e mulheres da sociedade medieval.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques L´Europe est-elle née au Moyen Âge? Essai. Paris: Ed. Du Seuil, 2003.
A Europa contemporânea é uma longa história que começa antes da chegada do Cristianismo e continua com seu recuo. Aos olhos de quem sabe ver, como os de Jacques Le Goff, aparecem os traços, os extratos sucessivos de numerosas mudanças, desde as ruínas do Império Romano até as descobertas do século XVI. O historiador os atualiza, os explora, para mostrar o quanto a Europa contemporânea herdou, usou, retomando bem as características desta "Europa" medieval que não é totalmente a nossa, mas representa um momento importante de sua construção: unidade potencial e diversidade fundamental, mestissagem populacional, divisões e oposições Oeste-Leste ou Sul-Norte, primato unificador da cultura. Do fracasso carolingiano à "belle" Europe de cidades e de universidades, Jacques le Goff nos mostra, numa intensa viagem ao passado, na esperança que, compreendendo melhor suas origens, os Europeus construam melhor seu futuro.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Faire de L´histoire: Nouveaux Problèmes, Nouvelles Approches, Nouveaux Objets. Org.: Jacques Le Goff e Pierre Nora. Paris: Gallimard, 1974.
Veja: História: Novos Problemas, Novas Abordagens, Novos Objetos.
Ref.: 901 LEG T1, T2 e T3
Le Goff, Jacques Héros du Moyen Âge, le Saint et le Roi. Paris: Ed. Gallimard (coll. Quarto), 2004.
"Todas as civilizações honraram personagens humanas e ou sobrenaturais, a quem elas quiseram até render um verdadeiro culto. Assim, a Antigüidade greco-romana venerou os heróis, os deuses e os seres intermediários, heróis divinizados ou semi-deuses. A mudança nas civilizações resultou numa modificação nessas categorias.
A partir do século IV, a instalação no Ocidente de uma nova religião, o cristianismo, e de um novo sistema político e social, a sociedade medieval, provocou uma mudança profunda em deuses e heróis. E de início uma novidade revolucionária: o monoteísmo substitui o politeísmo. Não há mais do que um só Deus, mesmo quando a Trindade e a Virgem Maria dão lugar ao estado de crenças e de práticas correntes, a um certo politeísmo. Há, então, o aparecimento de uma nova categoria de heróis, os santos, de um novo tipo de governante, superior por natureza nos seus súditos, o rei. No século XIII, século de São Francisco de Assis e de São Luís, o Santo e o Rei são o apogeu da Europa cristã". (Jacques Le Goff)
Este volume contém :
Saint François d´Assise
Saint Louis
"Reims, ville du sacre"
Dez artigos reunidos em torno de três temas: Le Roi dans l´Occident médiéval; La Cour royale; Ordres mendiants et Villes
Conclusion: "Du ciel sur la terra. La mutation des valeurs du XIIe au XIIIe siècle dans l´Occident chrétien".
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques História: Novos Problemas [Faire de L´histoire: Nouveaux Problèmes]. Org.: Jacques Le Goff e Pierre Nora. 4a ed. Trad. Theo Santiago. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1995.
História: Novas Abordagens [Faire de L´histoire: Nouvelles Approches]. Org,: Jacques Le Goff e Pierre Nora. 3a ed. Trad. Henrique Mesquita. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1988. Ed. portuguesa: Fazer história. Venda Nova: Bertrand, 1981-1987, 3 vol.
História: Novos Objetos [Faire de L´histoire: Nouveaux Objets]. Org. Jacques Le Goff e Pierre Nora. 2a ed. Trad. Teresinha Marinho. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1986. 3
Esta obra pretende ser mais do que um balanço ou um simples panorama. É um diagnóstico da situação da história, tal como é praticada, ao menos na França, por historiadores egressos de múltiplos horizontes e pertencentes a gerações diferentes, mas que partilham – sem caráter de escola – um mesmo espírito de pesquisa. É também um ponto de partida para novas trilhas de exploração histórica.
A história de fato, como outras ciências, vem sofrendo uma profunda mutação nos últimos anos. Assim como se fala de uma lingüística ou de uma matemática "moderna", existe também uma história "nova". É esta que se pretende apresentar e encorajar aqui.
Novos problemas colocam em questão a própria história. Novas abordagens enriquecem e modificam os setores tradicionais da história. Novos objetos, enfim, se estabelecem no campo epistemológico da história. A cada um desses aspectos é consagrado um volume, integrando a quantos se interessem pelas Ciências Sociais.
1o Volume – História: Novos Problemas (T1): A operação histórica (Michel de Certeau); O quantitativo em história (François Furet); A história conceptualizante (Paul Veyne); As vias da história antes da escrita (André Leroi-Gourhan); A história dos povos sem história (Henri Moniot); A aculturação (Nathan Wachtel); História social e ideologia das sociedades (Georges Duby); História marxista, história em construção (Pierre Vilar); O regresso do acontecimento (Pierre Nora).
2o Volume – História: Novas Abordagens (T2): A arqueologia (Alain Schnapp); A economia: As crises econômicas e Superação e prospectiva (Pierre Chaunu); A demografia (André Burguière); A religião: Antropologia religiosa e História religiosa (Dominique Julia); A literatura (Jean Starobinski); A arte (Henri Zerner); As ciências (Michel Serres); A política (Jacques Julliard).
3o Volume – História: Novos Objetos (T3): O clima: A história da chuva e do bom tempo (Emmanuel Roy Ladurie); O inconsciente: O episódio da prostituta em Que Fazer? E em O Subsolo (Alain Besançon); O mito: Orfeu de mel (Marcel Detienne); As mentalidades: uma história ambígua (Jacques Le Goff); A língua: lingüística e histórica (Jean-Claude Chevalier); O livro: uma mudança de perspectiva (Roger Charlier e Daniel Roche); Os jovens: o cru, a criança grega e o cozido (Pierre Vidal-Nauet); O corpo: o homem doente e a sua história (Jean-Pierre Peter e Jacques Peter e Jacques Revel); A cozinha: uma ementa do século XIX (Jean-Paul Aron); A opinião pública: apologia para as sondagens (Jacques Ozouf); O filme: uma contra-análise da sociedade (Marc Ferro); A festa: sob a Revolução Francesa (Mona Ozouf).
Ref.: 907 HIS
Le Goff, Jacques A História Nova [La Nouvelle histoire]. Trad. Eduardo Brandão. São Paulo: Martins Fontes. 1988. (O Homem e a História)
Ref.: 901 LEG
Le Goff, Jacques (sob a responsabilidade de) L’Homme médiéval. Paris : Seuil, 1989 (L’Univers historique).
Ref.: 909.1 HOM
Le Goff, Jacques O Imaginário medieval [L´imaginaire médiéval]. Trad. Manuel Ruas. Lisboa: Estampa, 1994.
Le Goff em O Imaginário Medieval leva o leitor a uma viagem do conhecimento através das imagens mentais e coletivas do Ocidente medieval – e, assim, coloca em foco a necessidade de estudar o imaginário como um fenômeno coletivo, social e histórico que permite chegar a funda na consciência de uma sociedade. O livro se divide em seis partes, onde os principais lugares de ação do imaginário medievo são demarcados: o deserto/floresta; o corpo; o purgatório; os sonhos. O maravilhoso, com parte deste imaginário, é abordado de modo a apontar seus usos na esfera do cotidiano, pelo cristianismo e na política. A literatura e o estudo do poder, e de sua simbologia, também são temas de análise do autor. O livro contém ainda alguns apêndices que se referem às fontes utilizadas, e suplementos bibliográficos que orientam aqueles que pretendem se aprofundar. (Priscila Aquino)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Os Intelectuais na Idade Média [Les Intellectuels au Moyen Âge]. Trad. de Marcos de Castro. Rio de Janeiro: José Olympio, 2003. Ed. Br. Anterior: Trad. Maria Julia Goldwasser. São Paulo: Brasiliense, 1995. Ed. portuguesa: Os Intelectuais na Idade Média. Trad. de Luísa Quintela. Lisboa: Estúdios Cor, 1973.
O surgimento, no século XII, do intelectual, deste novo tipo socioprofissional urbano, assim como seu triunfo no século seguinte, constituem o objetivo deste livro escrito pelo ainda jovem Jacques Le Goff. No primeiro capítulo é analisada a formação do intelectual no contexto do século XII. O segundo capítulo demonstra como no século XII esta categoria profissional da saber e do ensino organiza-se e impõe-se. No terceiro e último capítulo, Le Goff traça o declínio do intelectual por ele especificado, durante os séculos XIV e XV. O livro ainda traz um prefácio de 1984, introdução, bibliografia comentada, marcos cronológicos e índice onomástico. Os Intelectuais na Idade Média tornou-se um clássico sobre o assunto. Publicado pela primeira vez em 1957, este estudo de Le Goff é referência obrigatória e, nos seus argumentos centrais, ainda não foi superado. Para Le Goff, o intelectual é um tipo sociológico específico que pode ser muito bem definido e analisado. Oriundos da divisão do trabalho e do renascimento urbano, os intelectuais são profissionais vinculados às primeiras universidades, reúnem-se em corporações e defendem o direito de viver graças ao ofício do saber e do ensinar. Le Goff nos deixa, enfim, a reflexão sobre o papel da ciência e do ensino, aliás, sobre a união de ambos, sobre a função na sociedade daquele a quem cabe realizá-la. (Marcelo Berriel)
Ref.: 909.07 LEG 4
Le Goff, Jacques Marchands et banquiers du Moyen Âge. Paris, PUF (coll. "Que sais-je", no 699), 1959; 9e Ed.: 2001.
Entre os séculos XI e XIII, a Cristianidade medieval é o teatro duma verdadeira revolução comercial, cujos grandes animadores são os mercadores e os banqueiros.
"Neste livro são os negociadores, os mercadores, que vamos mostrar. Homens de negócios, como se diz, e a expressão é excelente porque exprime a extensão e a complexidade de seus interesses: comércio propriamente dito, operações financeiras de todos os tipos, especulações, investimentos imobiliários e prediais. Contentamo-nos aqui em evocar, para nomeá-los, os dois pólos de sua atividade: o comércio e o banco.
Por outro lado, optamos por uma exposição sistemática na qual – sempre procurando os vínculos entre as diferentes atitudes de um mesmo homem – se considerou o mercador – banqueiro primeiro em seu gabinete ou no mercado – isto é, em sua atividade profissional –, depois em face do nobre, do operário, da cidade, do Estado –, isto é, em seu papel social e político –, em seguida, diante da Igreja e de sua consciência – ou seja, em sua atitude religiosa e moral – e, por fim, perante o ensino, a arte, a civilização – vale dizer, em seu papel cultural". (Jacques Le Goff)
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques O Nascimento do Purgatório [La Naissance du Purgatoire]. Trad. Maria Fernandes Gonçalves de Azevedo. Lisboa: Estampa, 1993.
A constituição de um novo lugar na geografia do Além cristão que a sociedade medieval viu nascer e triunfar, bem como a longa história das crenças que anunciam a idéia de Purgatório, são os objetos de estudo desta obra. O livro divide-se em três partes: a primeira consiste num estudo sobre os sistemas do Além anteriores ao nascimento do Purgatório. A segunda trata do nascimento do Purgatório como lugar, na segunda metade do século XII e a terceira, do seu triunfo no século XIII. O livro ainda possui quatro apêndices que enriquecem a análise. A crença no Purgatório revela nas suas bases as grandes questões de seu tempo. Le Goff demonstra como as idéias e imagens relacionadas a este lugar intermédio condizem com os esquemas lógicos ternários em voga a partir da segunda metade do século XII, com o ideal de justiça e as mudanças na prática judicial, com as novas concepções de pecado e penitência, com os progressos da aritmética e dos sistemas de medição. Ademais, Le Goff demonstra como a intervenção dos vivos nos destinos das almas do Purgatório, através dos sufrágios, estabelece uma rede de solidariedade entre mortos e vivos. A riqueza das linhas que tecem a rede social é desvendada a partir de um aspecto do imaginário cristão. Demonstrar como isto é possível é uma das grandes lições desta obra que se tornou um marco. (Marcelo Berriel)
Ref.: 909.07 LEG
Le Goff, Jacques Para um Novo Conceito de Idade Média: Tempo, Trabalho e Cultura no Ocidente [Pour un autre Moyen Âge: Temps, travail et culture en Occident: 18 essais]. Trad. Maria Helena da Costa Dias. Lisboa: Editorial Estampa, 1980.
Para um Novo Conceito de Idade Média: Tempo, Trabalho e Cultura no Ocidente é um verdadeiro marco da Nova História. Tomando como ponto de partida essas três grandes categorias de análise, o historiador coloca a Idade Média como referência para o estudo da antropologia histórica do Ocidente. A análise das diversas temporalidades que coexistem no medievo – o tempo da Igreja, o tempo do mercador, com seus ritmos próprios, sua duração específica, o tempo do cotidiano e os problemas do historiador diante deste cotidiano, fazem deste livro uma verdadeira obra prima.
Os ofícios lícitos e os ilícitos segundo os valores ditados nos Manuais de Confessores, as universidades e suas relações com os poderes públicos e a natureza de seu funcionamento, trazem para o medievalismo novas abordagens das questões relacionadas ao trabalho. As mentalidades estão aqui afinadas com as questões econômicas, os valores cristãos frente a frente com os interesses novos da cidade, as adaptações da Igreja aos tempos do mercador, tudo posto num magistral modelo explicativo.
Le Goff lança problemas corajosamente ao explicar as adaptações, transformações e interconeções entre o que chamou de cultura folclórica e cultura eclesiástica nos tempos merovíngios. Novos objetos – e aí estão a Indica como universo onífrico e os sonhos na cultura e na psicologia coletiva do Ocidente medieval. Quantas teses, quantas pesquisas surgiram desse livro? Quantos especialistas a ele devem pagar seu tributo? Toda grande obra ancora-se no tempo, despertando polêmicas, novos problemas e soluções. Esta é sem dúvida uma delas. (VLF)
Ref.: 909.07 LEG
Le Goff, Jacques (sob a responsabilidade de) Patrimoine et passions identitaires : Entretiens du Patrimoine. Paris : Fayard, 1998. (Actes des Entretiens du Patrimoine)
Ref.: 363.6 PAT
Le Goff, Jacques Por Amor às Cidades: Conversações com Jean Lebrun [Pour l´amour des villes]. Trad. Reginaldo Corrêa de Moraes. São Paulo: Ed. UNESP, 1998.
Ainda que em formato mais compacto, se comparada com a edição francesa, a edição brasileira é cuidadosa e destaca-se por manter uma alta qualidade na apresentação, diagramação e nas reproduções do belíssimo acervo iconográfico. Por amor às cidades é um exercício reflexivo de Le Goff, que estabelece um paralelo entre a cidade medieval e a cidade contemporânea, encontrando semelhanças e contrastes na longa duração. Para este levantamento tipológico sobre as funções da cidade como espaço econômico, social e político, são estabelecidos quatro eixos fundamentais: A cidade inovadora estuda o espaço urbano como um local de criatividade e de diálogo. Como agrupamento de profissionais e de especialistas, 5
ela possui funções essenciais como a troca, a informação, a vida cultural, a produção e o poder, que vão gerar seu posterior desenvolvimento.
Em A cidade em segurança, discute-se uma das principais preocupações e obsessões da contemporaneidade, conseqüência natural do crescimento, desenvolvimento e enriquecimento da urbe: a utopia da segurança urbana, que encontra suas origens nas cidades medievais. A cidade como lugar de prosperidade precisava de proteção, segurança e ordem, com suas muralhas, seu policiamento e os gestos de assistência, que faziam frente às ameaças de marginais, criminosos, revoltas, desemprego e injustiça.
Em O poder na cidade, aborda-se um tema de ideologia política como é o ideal do bom governo, que se sustentava na paz, na justiça e na religião. A injustiça levaria à insatisfação e à revolta na cidade medieval. O príncipe, as grandes famílias burguesas e os poderes locais são partes desse equilíbrio de poder.
Em O evangelho da cidade, se debate como a Idade Média opõe a cidade ao campo, visto negativamente como lugar de rusticidade, sede do bárbaro, do rude. A cidade, pelo contrário, representaria educação, cultura, bons costumes e elegância. O orgulho urbano encontra seu sustento inovador e criativo na sua função cultural: escola, universidade, arte, religião e urbanismo.
Finalmente Le Goff reflete como a cidade contemporânea, diferentemente da medieval, já não distingue o espaço urbano do espaço rural. O centro e sua função na urbe medieval deixa de existir nas cidades contemporâneas que agora são policêntricas. O medievalista acredita que atualmente as cidades se encontram prestes a conceber um novo processo de inovação e renovação como o acontecido com a cidade medieval.
É fundamental destacar que nesta obra, sem o rigor das publicações acadêmicas e direcionada a um público leigo, Le Goff não se limita apenas a seu objeto de pesquisa, discutindo também os problemas da cidade contemporânea, o que demonstra sua erudição ao fornecer paralelismo sem cair no anacronismo. (Yobenj Aucardo Chica)
Ref.: 720.9 LEG
Le Goff, Jacques São Francisco de Assis [Saint François d´Assise]. 4a ed. Trad. Marcos de Castro. Rio de Janeiro: Record, 2001. Ed. portuguesa: São Francisco de Assis. Trad. Telma Costa. Lisboa: Teorema, 2000.
São Francisco seria o santo mais moderno da Igreja? Ecologista na sua fascinação pela natureza, anticonsumista na radical opção pela simplicidade, defensor da liberdade de espírito, da alegria, da vida comunitária, foi um feminista de primeira hora na relação com Santa Clara e a ordem das clarissas. Francisco di Pietro di Bernardone, filho de comerciantes italianos da cidade de Assis, mudou não só o conceito de santidade e devoção, mas a atitude da Igreja e dos leigos diante do sagrado na virada do século XII para o século XIII.
A fraternidade franciscana, a consagração à pobreza e uma liderança dinâmica alterando a solidão e a inserção social a partir da pregação nas cidades da Úmbria o fixaram como uma das mais cultuadas figuras religiosas do Ocidente. Ao resgatar a história do "Pobre de Assis", através de quatro ensaios, Jacques Le Goff nos mostra que se São Francisco foi moderno é porque seu tempo foi produto de um lugar e de um momento, a Itália comunal em seu apogeu. Nesse contexto, três fenômenos são decisivos para a orientação de Francisco: a luta de classes, a ascensão dos leigos e o progresso da economia monetária".
"Sempre fui fascinado por São Francisco, um dos mais impressionantes personagens do seu tempo e da História Medieval (...) Francisco foi, muito cedo, aquele que, mais que qualquer outro, me inspirou o desejo de fazer dele um objeto da história total, exemplar para o passado e para o presente", escreve Le Goff ao justificar esta investigação sobre um dos mais comoventes exemplos de humildade e solidariedade, criador de um sentimento pela natureza que se exprimiu na religião, na literatura e na arte medieval.
Le Goff não ignora os aspectos controvertidos de São Francisco, que rejeitou o saber e os livros no momento de nascimento das universidades, e condenava o dinheiro em plena transição da economia feudal. O magistral resgate do historiador nos leva a perceber como o autor do Cântico do Sol, que pregava aos pássaros, condenava não o conhecimento ou o enriquecimento, mas as estruturas de poder. As lições do franciscanismo nasceram modernas na Idade Média e reafirmam sua atualidade inequívoca no séc. XXI.
Ref.: 235.2 LEG
Le Goff, Jacques São Luís: Biografia [Saint Louis]. 3a ed. Trad. de Marcos de Castro. Rio de Janeiro: Record, 2002.
Em São Luís, além da reconstituição da vida do rei francês, existe uma problematização acerca do polêmico século XIII em toda Europa. Discute-se, dentro dos pressupostos da história "total", o ambiente social no qual ele viveu e atuou. O livro, organizado em três partes, visa responder duas questões: "é possível escrever uma biografia de São Luís? São Luís existiu?" A primeira parte estrutura-se em torno problemas surgidos na vida do rei, dando ênfase aos anos de sua juventude. Na segunda, busca-se o "verdadeiro São Luís" entre as diversas representações criadas do rei santo, pois todas obedeciam a modelos preexistentes permeados pelas ideologias dos hagiógrafos. Nessa etapa, o único relato de origem não eclesiástica, o produzido pelo amigo Joinville, torna-se relevante na crítica da produção de sua memória. Na última, fica evidenciado o motivo pelo qual São Luís foi um rei único em seu tempo: ele seguiu o modelo de rei Cristo, humilde e penitente. Por isso, recebeu a auréola de santidade. Le Goff não só nos levou a conhecer o indivíduo Luís IX, mas o tornou familiar. O leitor pôde "ouvi-lo rir, caçoar, implicar com os amigos". Isso foi possível graças à proposta de fazer uma biografia, "uma das maneiras mais difíceis de fazer história", capaz de responder aos principais problemas do fazer histórico. O seu método biográfico, extremamente inovador, propõe o conceito de "sujeito global", inserindo São Luís numa história total. (Clinio Amaral) 6
Ref.: 944.021 LEG
Le Goff, Jacques Un Autre Moyen Âge. Paris: Ed. Gallimard (coll. Quarto), 1999.
"Uma outra Idade Média é uma Idade Média total, que se elabora também a partir de fontes literárias, arqueológicas, artísticas, jurídicas com seus documentos recentemente concedidos aos medievalistas "puros". É o período que nos permite melhor entender nossas raízes e nossas rupturas, no interior de nossa modernidade feroz, de nossa necessidade de compreender as mudanças, as transformações que são os fundamentos da história, tanto como ciência, como experiência vivida. É esse passado primordial, onde nossa identidade coletiva, busca angustiante das sociedades atuais, adquirir certas características essenciais" (Jacques Le Goff)
Este volume contém :
Pour un autre Moyen Âge: temps, travail et culture en Occident
L´Occident médiéval et le temps
L´imaginaire médiéval
La naissance du Purgatoire
Les limbes
La bourse et la vie
Le rire dans la société médiévale.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Un long Moyen Âge. Paris: Tallandier Ed., 2004.
Escritos paralelamente às obras que ele publicou ao longo do período de 1980-2004, os textos inicialmente apareceram na revista L´Histoire e são a origem deste livro, revelando diferentes etapas do caminho da reflexão de Jacques Le Goff. Eles são, aqui, o prolongamento, as clarificações, e explicam a origem. Eles exprimem os resultados das principais pesquisas e reflexões realizadas pelo historiador que renovou nosso olhar sobre a vida dos homens dessa longa Idade Média, sobre suas crenças, seus hábitos, suas representações daqueles tempos distantes, e mesmo seus sonhos...
À luz deste documento excepcional, a história se revela uma disciplina em mudanças, onde o historiador deve sem cessar voltar às suas fontes e sempre confrontar a claridade do passado com as sombras que se movem do presente.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques Un Moyen Âge en images. Paris : F. Hazan, 2000.
Ref.: 940.1 LEG
Le Goff, Jacques e Nicolas Truong Une histoire du corps au Moyen Âge. Paris : L. Levi, 2003 (Histoire).
Ref.: 306.4 LEG
Le Goff, Jacques Vingt siècles en cathédrales (sob a responsabilidade de Jacques Le Goff; diretor Catherine Arminjon e Denis Lavalle). Exposition, Reims, Palais du Tau, jun – nov 2001. Paris: Ed. Du Patrimoine, 2001.
A catedral – "obra de arte total", dizia Victor Hugo. Obra de arte em perpétua renovação, se poderia juntar, edifício de um destino nacional. Mais do que um outro países, a catedral na França impõe sua linha imóvel. Curiosamente, a imagem que se fixou é antes de tudo gótica. Pode-se compreender, pois a maior parte das grandes catedrais apresentam ainda suas silhuetas surgidas dessa idade de ouro da era medieval. Mas atrás da imagem fetiche de enlaces e de torres, se esquece que a catedral foi antes romana, que ela foi também clássica, até mesmo eclética, e que os arquitetos contemporâneos não se cansam de olhá-la. (...) A despeito de dramas e de destruições, a catedral permanece um imenso museu vivo no coração das cidades. Malgrado sua onipresença, o catedral fica como lugar de estudos inéditos e de descobertas a serem feitas. Pela primeira vez, trinta historiadores se reuniram sob a direção de Jacques Le Goff, para traçar desde a alvorada da Idade Média até ao terceiro milênio esta história fascinante, mito verdadeiro que não cessa de excitar o imaginário de cada um. É preciso acreditar em Jacques Le Goff quando ele afirma que a catedral "é o monumento por excelência de longa duração, de continuidades e de renascimentos. Lugar de memória coletiva, mas sobretudo lugar de vida".
Ref.: 709 VIN
Prefaciados por Jacques Le Goff :
Bloch, Marc Apologie pour l’histoire ou Le Métier d’historien. Paris : Armand Colin ; 1997 (Références)
Ref.: 901 BLO
Bloc, Marc Os Reis Taumaturgo: o caráter sobrenatural do poder régio [Les Rois thaumaturges]. Trad. Julia Mainardi. São Paulo: Companhia das Letras.
Ref.: 909.1 BLO
Duby, Georges An 1000, an 2000, sur les traces de nos peurs. Textuel ; 1999.
Ref.: 940.1 DUB
Sobre Jacques Le Goff :
L’Ogre historien : autour de Jacques Le Goff. Sob a responsabilidade de Jacques Revelt e Jean Claude Schmitt. Paris: Gallimard, 1999.
Ref.: 901 OGR 7
Revistas
Annales. Histoire, Sciences sociales
Revista de onde se originou a famosa "Escola histórica dos Anais".
Jacques Le Goff faz parte da diretoria desde 1969. Ele escreveu nessa revista numerosos artigos.
L’Histoire
Nº 283, Janvier 2004. Spécial: les grandes heures du Moyen Âge.
Nº 267, Juillet-Aout 2002. Spécial: Les hommes et la guerre depuis 5000 ans.
Nº 245, Juillet-Aout 2000: Les Femmes.
Nº 201, Juillet-Aout 1996. Spécial: L’Explosion des nationalismes.
Nº 191, Septembre 1995. Chrétiens et musulmans – la Guerre Sainte.
Magazine Littéraire
Nº 365, Mai 1998. Eloge de la révolte.
Vídeo
Le Goff, Jacques, Pour un autre Moyen Age. Entrevista com Jacques Le Goff. AREHESS – 1 vídeo (90’): VHS-SECAM + 1 livrete, 1993 (Savoir et Mémoire).
Dialogando com Robert Philippe, Pierre Nora, Emmanuel le Roy Ladurie et Jean-Claude Schmitt, Jacques Le Goff percorre o itinerário, que os mercadores e os intelectuais da Idade Média, passando por uma síntese da civilização do Ocidente Medieval, o purgatório, a cidade, o imaginário e a realeza, o fez explorar a Idade Média, num plano de renovação da história e dos métodos, esforçando-se em definir uma antropologia histórica.
Ref.: VI 940.1 LEG
Uma bibliografia realizada por
www.maisondefrance.org.br/mediateca
quarta-feira, 15 de abril de 2009
Le Goff e a antropologia histórica
O fascínio de Le Goff pela antropologia histórica implica a radicalização da proposta dos pais fundadores dos Annales: a longa duração, a supressão do acontecimento, a ênfase nas estruturas, o princípio da diferença, etc. O olhar etnológico detém-se nos ritos, rituais, gestos, festas, cortejos, os jogos, etc., buscando neles o homem cotidiano, dissolvido no dia-a-dia que raras vezes aparece na história. Por trás disso tudo, o que interessa a Jacques Le Goff é o domínio da cultura e os complexos processos que têm lugar aí. Apesar da recorrência do conceito de mentalidade, é outro o foco das suas análises. É preciso destacar uma característica legoffiana fundamental: a permanência aguerrida do conceito de luta de classes. Muitas vezes camuflado, sobre ele repousa as abordagens culturais do mestre francês. A sociedade de que ele nos fala é sempre lugar de conflito social, que se revela no campo da cultura: não é o mundo pasteurizado de Lucien Febvre, mas o jogo dinâmico de estruturas sociais e culturais. É na confluência perturbadora do material e do simbólico que as análises de Le Goff se desenvolvem: interessa-o sobretudo pensar como as realidades concretas são portadoras de imaginário, e como o imaginário influencia e modifica as realidades concretas. O mundo denso de imaginário, tal como visto por Le Goff, começa pelo prosaico cotidiano e pela cultura material. Adentrar nele é sempre um esforço hercúleo para se perscrutar a sociedade de uma época, as suas estruturas e o seu funcionamento. Será que estarei enganada ao afirmar que Le Goff levou a nova história cultural a um lugar inusitado e completamente original. Sem dúvida, um pós-marxista refinado, oriundo da mesma linhagem que E. P. Thompson...
Representação, imaginário e simbólico segundo Jacques Le Goff
Imaginário: é uma dimensão da história que fascina Le Goff. Trata-se de um questão naturalmente fluido, que tende a ser confundido com outros domínios, como o de representação. O imaginário diz respeito à arte, à invenção, à criação, e é diferente da representação, posto que esta é uma tradução mental de uma realidade exterior percebida, configurando como um processo de abstração. A representação de uma catedral é a idéia de catedral. O imaginário faz parte do campo da representação, mas ocupa a parte da tradução nao reprodutora, não simplesmente transposta em imagem no espírito, mas criativa, poética no sentido etimológico. Para evocar uma catedral imaginária, é preciso recorrer à literatura ou à arte, a exemplo da Notre-Dame de Victor Hugo.
No que respeita as relações entre o imaginário e o simbólico, é preciso lembrar que o simbólico remete para um sistema de valores subjacente, histórico ou ideal. Por exemplo, a mulher de olhos fechados na escultura gótica é o emblema da Sinagoga. Estas estátuas são portanto simbólicas.
E quanto ao ideológico ? Quais são suas relações com o imaginário ? Para Le Goff, o ideológico é investido por uma concepção de mundo que tende a impor a representação um sentido que perverte tanto o real material quanto o outro real, o imaginário. A ideologia não é descrição, mas sim imposição de uma imagem. Quando os clérigos medievais destacam nos comportamentos humanos sete pecados capitais, isto não é uma descrição das condutas ruins que eles realizam, mas a construção de um utensílio próprio a combater os vícios em nome da ideologia cristã. Os sistemas ideológicos, os conceitos organizadores da sociedade forjados pelas ortodoxias reinantes não sao sistemas imaginários propriamente ditos. Porém, as fronteiras são fluidas.
Onde encontrar o imaginário ?
O documento informa sobre o imaginário de uma época: uma carta, por exemplo. Uma escritura oficial exprime, mais que uma representação, uma imaginação da cultura, da administração do poder. O imaginário da escrita não é o mesmo da palavra, do monumento, da imagem.
Documentos para uma história do imaginário
- obras literarias e artisticas: produções do imaginário.
Imaginário e imagem
- no imaginário existe a imagem, que é o objeto da iconografia (tipologia dos temas/ aproximação das obras de arte com os textos/ estudo das evoluções temáticas). Trabalhos voltados para o estudo da iconografia, como os de Panofski e Meyer Schapiro, propõem uma análise estrutural e semiótica das imagens, articulando-as com o meio intelectual e cultural. O objetivo da análise iconográfica é portanto ampliar a compreensao do funcionamento da imagem na cultura e na sociedade.
Estudos sobre o Imaginário
A vida do homem está ligada tanto às imagens quanto às realidades mais palpáveis. As imagens que interessam ao historiador são as imagens coletivas, que, pelas vicissitudes da história, se formam, mudam e se transformam. Elas se exprimem por palavras e temas. Elas são legadas pelas tradições, emprestadas de uma civilização a outra, circulam no mundo diacrônico das classes e das sociedades humanas. Por exemplo, a imagem de Jerusalém para os cristãos na época das Cruzadas. Ademais, o imaginário alimenta e faz o homem agir, posto que é fenômeno coletivo, social e histórico. Uma história sem imaginário é uma história mutilada e desencarnada. Todas as realidades, mesmo as mais materiais, tem uma dimensão imaginária, que faz parte da história. Muito frequentemente, a realidade imaginária é mais importante do que qualquer outra. O imaginário não é o domínio do imóvel: ele muda, de acordo com os ritmos da história - e através destas mudanças é possível ler e apreender o funcionamento mais vasto de uma sociedade.
No livro O maravilhoso medieval, Le Goff privilegia o espaço e o tempo, porque estas são categorias fundamentais para se pensar a relação entre a realidade e o imaginário. Investidas de uma carga simbólica densa, elas revelam muito acerca de uma sociedade. Para além destas categorias privilegiadas, há ainda aquilo que Le Goff chama de tema-chave do imaginário,
aquele que galvaniza as atenções de uma época. Na Idade Média, por exemplo, era a figura de Satanás que tinha um forte apelo nas consciências.
Parece-me que a grande empreitada de Le Goff é o estudo dos temas em que se entrelaçam realidade material e pensamento imaginário, problematizando como determinados imaginários mantém uma relação dinâmica e de reciprocidade com as sociedades as quais pertencem. O imaginário é a causa e o efeito das realidades históricas: a invenção do Purgatório, por exemplo, assinalou uma grande mudança na mentalidade do homem medieval, estabelecendo uma nova habilidade mental e intelectual.
No que respeita as relações entre o imaginário e o simbólico, é preciso lembrar que o simbólico remete para um sistema de valores subjacente, histórico ou ideal. Por exemplo, a mulher de olhos fechados na escultura gótica é o emblema da Sinagoga. Estas estátuas são portanto simbólicas.
E quanto ao ideológico ? Quais são suas relações com o imaginário ? Para Le Goff, o ideológico é investido por uma concepção de mundo que tende a impor a representação um sentido que perverte tanto o real material quanto o outro real, o imaginário. A ideologia não é descrição, mas sim imposição de uma imagem. Quando os clérigos medievais destacam nos comportamentos humanos sete pecados capitais, isto não é uma descrição das condutas ruins que eles realizam, mas a construção de um utensílio próprio a combater os vícios em nome da ideologia cristã. Os sistemas ideológicos, os conceitos organizadores da sociedade forjados pelas ortodoxias reinantes não sao sistemas imaginários propriamente ditos. Porém, as fronteiras são fluidas.
Onde encontrar o imaginário ?
O documento informa sobre o imaginário de uma época: uma carta, por exemplo. Uma escritura oficial exprime, mais que uma representação, uma imaginação da cultura, da administração do poder. O imaginário da escrita não é o mesmo da palavra, do monumento, da imagem.
Documentos para uma história do imaginário
- obras literarias e artisticas: produções do imaginário.
Imaginário e imagem
- no imaginário existe a imagem, que é o objeto da iconografia (tipologia dos temas/ aproximação das obras de arte com os textos/ estudo das evoluções temáticas). Trabalhos voltados para o estudo da iconografia, como os de Panofski e Meyer Schapiro, propõem uma análise estrutural e semiótica das imagens, articulando-as com o meio intelectual e cultural. O objetivo da análise iconográfica é portanto ampliar a compreensao do funcionamento da imagem na cultura e na sociedade.
Estudos sobre o Imaginário
A vida do homem está ligada tanto às imagens quanto às realidades mais palpáveis. As imagens que interessam ao historiador são as imagens coletivas, que, pelas vicissitudes da história, se formam, mudam e se transformam. Elas se exprimem por palavras e temas. Elas são legadas pelas tradições, emprestadas de uma civilização a outra, circulam no mundo diacrônico das classes e das sociedades humanas. Por exemplo, a imagem de Jerusalém para os cristãos na época das Cruzadas. Ademais, o imaginário alimenta e faz o homem agir, posto que é fenômeno coletivo, social e histórico. Uma história sem imaginário é uma história mutilada e desencarnada. Todas as realidades, mesmo as mais materiais, tem uma dimensão imaginária, que faz parte da história. Muito frequentemente, a realidade imaginária é mais importante do que qualquer outra. O imaginário não é o domínio do imóvel: ele muda, de acordo com os ritmos da história - e através destas mudanças é possível ler e apreender o funcionamento mais vasto de uma sociedade.
No livro O maravilhoso medieval, Le Goff privilegia o espaço e o tempo, porque estas são categorias fundamentais para se pensar a relação entre a realidade e o imaginário. Investidas de uma carga simbólica densa, elas revelam muito acerca de uma sociedade. Para além destas categorias privilegiadas, há ainda aquilo que Le Goff chama de tema-chave do imaginário,
aquele que galvaniza as atenções de uma época. Na Idade Média, por exemplo, era a figura de Satanás que tinha um forte apelo nas consciências.
Parece-me que a grande empreitada de Le Goff é o estudo dos temas em que se entrelaçam realidade material e pensamento imaginário, problematizando como determinados imaginários mantém uma relação dinâmica e de reciprocidade com as sociedades as quais pertencem. O imaginário é a causa e o efeito das realidades históricas: a invenção do Purgatório, por exemplo, assinalou uma grande mudança na mentalidade do homem medieval, estabelecendo uma nova habilidade mental e intelectual.
Trechos de entrevista com Jacques Le Goff
- Não se poderia aproximar essa observação da perspectiva antropológica, quando, ao descrever sociedades outras, estamos retratando também a nossa própria sociedade?
- Concordo inteiramente, mas, você sabe, há um número bastante grande de
historiadores que discordam. Para mim, é o ponto crítico que me permite distinguir os
historiadores que pretendem renovara história daqueles que se satisfazem com a história
tradicional. Acredito que, tanto na antropologia como na história, há esse movimento de ida-evolta.
É claro que as sociedades de que trata o historiador não são as mesmas sociedades que o
antropólogo estuda, e mesmo quando eles acabam pesquisando as mesmas sociedades - o que
acontece cada vez mais - eles têm pontos de vista um tanto diferentes. O que os aproxima é
sobretudo o fato de ambos considerarem as sociedades de modo global, sem fragmentá-las
conforme os velhos escaninhos da história tradicional.
- O senhor é considerado como o pai fundador da antropologia histórica. Em recente estudo, Jean Andreau e François Hartog a definem como sendo essencialmente francesa, e escrevem textualmente que “seu primeiro campo, e o mais importante, foi a história medieval em torno de Jacques Le GoIf”. Concorda?
- Não é verdade! Digo isso sem falsa modéstia, a antropologia histórica propriamente
dita apareceu primeiro num grupo francês, mas era um grupo de helenistas.
- Vernant?
- Vernant, e antes dele, Gernet. Devo muito a ambos.
-Nesse campo, por que não citar também Meyerson?
- Devo dizer que conheço pouco a obra dele. Eu o conheci pessoalmente, ele foi o
mestre de Jean-Pierre Vernant, viveu muitos anos e, quase até o fim de sua vida, ministrou seu
seminário. Vernant sempre me falava dele. Mas vou confessar algo que deve ser um
preconceito meu: dispenso os filósofos! Vou explicar a minha posição. Creio sinceramente
que a filosofia é uma manifestação do espírito humano, é uma disciplina que deve ter um
lugar importante na formação dos jovens, na universidade, mas enquanto a história me parece
ser um dos objetos sobre os quais é não só legítimo mas ainda necessário que os filósofos
reflitam, penso que o historiador não tem que se entregar à filosofia da história.
Recuso toda filosofia da história. Veja bem: não quero fazer pesquisa sem saber o que
estou fazendo. Não ter consciência dos pressupostos implícitos nos métodos que utilizamos
seria perigoso demais. Por isso considero que a metodologia e a epistemologia são
importantíssimas. Mas a filosofia, não. Uma das poucas exceções que eu faria, seria em relação a Michel Foucault. Eu o freqüentei bastante, conversamos muitas vezes, mas acredito que ele foi um caso raro: tornouse historiador, permanecendo filósofo! Creio que se Michel Foucault pôde ser tão importante para um historiador como eu - e não estou sozinho nisso é porque ele se tinha tornado um historiador.
Em compensação, não sou chegado aos filósofos. Não nego que haja nisso uma grande
parte de preconceito. Acabo agora de descobrir - aliás, estou me perguntando se já o tinha lido
antes, e registrado inconscientemente - pois bem, eu que tenho tanto interesse pelo imaginário,
há quinze dias me deparei com um texto de Bachelard, o filósofo, totalmente empolgante, a
esse respeito! Isso significa, provavelmente, que a minha reserva em relação aos filósofos é
um tanto exagerada. Mas quando falo neles, penso sobretudo nos metafísicos, que se
apresentaram como a quinta-essência dos filósofos. Ora, devo dizer, nem Platão, nem
Descartes - que admiro muito -, nem Hegel - que não suporto -, nem Nietzsche - ainda que
muitos filósofos agora o considerem como o pai da filosofia, e que eu ache seus textos muito
belos -, nem Heidegger - deixando de lado qualquer implicação ideológica -, nenhum deles me
parece interessar ao historiador. De fato, me provocaram verdadeira repulsa.
Além de Michel Foucault, no entanto, há um filósofo vivo, contemporâneo, que
escreve coisas extremamente interessantes sobre o tempo. É Paul Ricoeur.
- Concordo inteiramente, mas, você sabe, há um número bastante grande de
historiadores que discordam. Para mim, é o ponto crítico que me permite distinguir os
historiadores que pretendem renovara história daqueles que se satisfazem com a história
tradicional. Acredito que, tanto na antropologia como na história, há esse movimento de ida-evolta.
É claro que as sociedades de que trata o historiador não são as mesmas sociedades que o
antropólogo estuda, e mesmo quando eles acabam pesquisando as mesmas sociedades - o que
acontece cada vez mais - eles têm pontos de vista um tanto diferentes. O que os aproxima é
sobretudo o fato de ambos considerarem as sociedades de modo global, sem fragmentá-las
conforme os velhos escaninhos da história tradicional.
- O senhor é considerado como o pai fundador da antropologia histórica. Em recente estudo, Jean Andreau e François Hartog a definem como sendo essencialmente francesa, e escrevem textualmente que “seu primeiro campo, e o mais importante, foi a história medieval em torno de Jacques Le GoIf”. Concorda?
- Não é verdade! Digo isso sem falsa modéstia, a antropologia histórica propriamente
dita apareceu primeiro num grupo francês, mas era um grupo de helenistas.
- Vernant?
- Vernant, e antes dele, Gernet. Devo muito a ambos.
-Nesse campo, por que não citar também Meyerson?
- Devo dizer que conheço pouco a obra dele. Eu o conheci pessoalmente, ele foi o
mestre de Jean-Pierre Vernant, viveu muitos anos e, quase até o fim de sua vida, ministrou seu
seminário. Vernant sempre me falava dele. Mas vou confessar algo que deve ser um
preconceito meu: dispenso os filósofos! Vou explicar a minha posição. Creio sinceramente
que a filosofia é uma manifestação do espírito humano, é uma disciplina que deve ter um
lugar importante na formação dos jovens, na universidade, mas enquanto a história me parece
ser um dos objetos sobre os quais é não só legítimo mas ainda necessário que os filósofos
reflitam, penso que o historiador não tem que se entregar à filosofia da história.
Recuso toda filosofia da história. Veja bem: não quero fazer pesquisa sem saber o que
estou fazendo. Não ter consciência dos pressupostos implícitos nos métodos que utilizamos
seria perigoso demais. Por isso considero que a metodologia e a epistemologia são
importantíssimas. Mas a filosofia, não. Uma das poucas exceções que eu faria, seria em relação a Michel Foucault. Eu o freqüentei bastante, conversamos muitas vezes, mas acredito que ele foi um caso raro: tornouse historiador, permanecendo filósofo! Creio que se Michel Foucault pôde ser tão importante para um historiador como eu - e não estou sozinho nisso é porque ele se tinha tornado um historiador.
Em compensação, não sou chegado aos filósofos. Não nego que haja nisso uma grande
parte de preconceito. Acabo agora de descobrir - aliás, estou me perguntando se já o tinha lido
antes, e registrado inconscientemente - pois bem, eu que tenho tanto interesse pelo imaginário,
há quinze dias me deparei com um texto de Bachelard, o filósofo, totalmente empolgante, a
esse respeito! Isso significa, provavelmente, que a minha reserva em relação aos filósofos é
um tanto exagerada. Mas quando falo neles, penso sobretudo nos metafísicos, que se
apresentaram como a quinta-essência dos filósofos. Ora, devo dizer, nem Platão, nem
Descartes - que admiro muito -, nem Hegel - que não suporto -, nem Nietzsche - ainda que
muitos filósofos agora o considerem como o pai da filosofia, e que eu ache seus textos muito
belos -, nem Heidegger - deixando de lado qualquer implicação ideológica -, nenhum deles me
parece interessar ao historiador. De fato, me provocaram verdadeira repulsa.
Além de Michel Foucault, no entanto, há um filósofo vivo, contemporâneo, que
escreve coisas extremamente interessantes sobre o tempo. É Paul Ricoeur.
Biografia de Jacques Le Goff
Ainda menino, aluno em Toulon, cidade do sul da França onde nasceu em janeiro de 1924, o futuro historiador Jacques le Goff encontrou o seu destino. Depois de ter lido Ivanhoé, a mais famosa novela histórica de Walter Scott, nunca mais deixou de interessar-se pela Idade Média. A tal ponto que, ao completar 80 anos em 2004, foi universalmente reconhecido, juntamente com Georges Duby e Le Roy Ladurie, como um dos maiores Medievalista da França do após-Segunda Guerra Mundial.
Um homem da elite pensante
Castelo d´Usse, no Loire Jacques Le Goff pertence ao supra-sumo da elite intelectual francesa. Sua carreira desde os primeiros bancos escolares até os escalões superiores, foi uma crônica de ascensão intelectual e institucional. Estudou na Escola Normal Superior de Paris, centro de formação dos quadros do magistério francês, depois de ter completado os primeiros anos escolares no não menos famoso Liceu Louis-le Grand, na qual entrou em 1944, época em que Jean-Paul Sartre, outro egresso da Escola Normal tornava-se o ex-aluno mais famoso da França e um dos primeiros filósofos do mundo do após- Segunda Guerra Mundial.
Era uma época de grandes mudanças e a pesquisa histórica não podia ficar longe delas. Na França, desde os finais dos anos vinte, crescia em influência a chamada École des Annales, liderada por um pequeno grupo de historiadores reformistas, reunidos ao redor de Marc Bloch e Lucien Febvre que, desde 1929, vinham publicando uma revista (Annales d'histoire économique et sociale), que tinha por objetivo afastar a historiografia da sua dependência para com a política, como era o gosto da corrente positivista (ainda largamente hegemônica).
Outros temas deviam servir de interesse ao historiador. Novas campos de pesquisas deveriam ser abertos, graças a impulsão da arqueologia, que não se limitassem mais ás visitas aos arquivos estatais atrás das decisões dos governantes, dos reis ou dos presidentes. Uma outra história deveria então nascer que abarcasse as mentalidades das épocas passadas, a geografia, o clima, os costumes, a vida cotidiana, e assim por diante.
Entre os extremos
Jacques Le Goff Seguindo o seu principal mentor, o medievalista Marc Bloch ( fuzilado por militar na resistência francesa à ocupação nazista, em 1944) e dando vazão a sua paixão juvenil, Le Goff, após ter cursado letras em Lille, mergulhou fundo nos manuscritos antigos, nos velhos tratados escolásticos, nos diplomas e pergaminhos, nos rolos veneráveis que guardavam os segredos e as polêmicas do medievo.
Encontrou um outro mundo, bem distante daquela visão cultivada e difundida na França desde os tempos do Renascimento de ser a Idade Média “uma era das trevas”, a dark age dos ingleses. Entretanto, não se inclinou pelo seu extremo: a posição assumida por Chateaubrian, autor do Génie du christianisme, “O Gênio do cristianismo”, de 1802, que, bem ao gosto do romantismo predominante na época da restauração (1815-1830), pintou a epoca das catedrais medievais como uma idade de ouro da cristandade e da vida fraternal.
Agnóstico, procurou formar uma posição eqüidistante entre os detratores e os apologistas da Idade Média que viam-na como a Legenda Dourada, dominada pelo nobre espirito cavalheiresco e cortesão, envolto num clima de autêntica fé. Na concepção dele, a Idade Média formou uma civilização própria, distinta da Antigüidade greco-romano e do mundo moderno. Era um planeta com suas próprias simetrias e circunvoluções e que devia ser assim estudado, pois grande parte dos países europeus procuravam nela, na Idade Média, os seus principias símbolos nacionais.
Bem antes, todavia, de chegar a alcançar essa concepção da existência de uma Civilização do Ocidente Medieval (La civilisation de l´Occident Médiéval, Flammarion, 1997) ele preocupou-se em apresentar um tríptico daquilo que originalmente pareceu-lhe pertinente: os estudos sobre os intelectuais, sobre os mercadores& banqueiros e sobre os heréticos da Idade Média. São peças curtas, brilhantes, de leitura fascinante que mostram uma outra face daquela época que não a da vida monacal e da cortesã. Não foram os mosteiros nem os castelos que o interessaram, mas sim a vida universitária, as corporações de negócios, o surgimento da bolsa de valores e os ruidosos movimentos de contestação à ordem religiosa e monárquica.
A invenção do purgatório
Dante e Virgílio no Purgatório (Luca Signorelli, 1450-1523) O seu grande achado, de fato, foi o livro maravilhoso que dedicou ao Purgatório (La naissance du purgatoire, Gallimard, 1981) Trata-se de um ensaio erudito de sociologia histórico-religiosa no qual ele demonstra como, lentamente, na transição do século XII ao XIII, a idéia da existência do Purgatório começou a tomar corpo no Ocidente Cristão como uma espécie de espaço da tolerância. Uma abertura, uma brecha, na até então rígida geografia do sobrenatural da cristandade que forçava as almas dos homens a inevitavelmente dirigirem-se para o Inferno ou para o Paraíso.
Espaço esse que abriu caminho para a recuperação do passado clássico visto que os autores cristãos, a começar por Dante Alighieri, (A Divina Comédia, 1319-1321), colocaram os grandes filósofos do paganismo, como Platão e Aristóteles e tantos outros mais, com suas almas purgando no limbo. Era um novo cenário do sobrenatural que mantinha-se eqüidistante entre o reino de Satanás, morada das almas danadas e pecadoras, e o reino dos Céus, onde somente os puros adentravam. Rompia-se assim com o dogma até então aceito de que todos aqueles que haviam nascido antes do aparecimento de Jesus Cristo na Terra, mesmo os de cérebro luminoso e homens exemplares, estavam automaticamente condenados às profundezas das trevas.
Le Goff, num levantamento minucioso e erudito, mostrou como o Purgatório surgiu das necessidade de acomodar-se novos fenômenos sociais e tensões morais e éticas que emergiram no seio do cristianismo medieval e que foram canalizados para a invenção do Purgatório.
Duas biografias
Mesmo reconhecendo que a escola historiográfica a que se filiava, a Escola dos Anais, não dava relevância à biografias, Le Goff decidiu-se por publicar dos livros que tiveram ampla repercussão e aceitação publica: a vida de São Luís (a história do rei francês Luís IX, o único a ser canonizado), e outra dedicada a São Francisco de Assis.
O grande rei francês e o monge mendicante italiano, cada um ao seu modo, parecerem-lhe os grandes paradigmas da cristandade medieval, personagens-simbolos que, com seu comportamento exemplar e assumida prática cristã, influenciaram notavelmente tanto as altas rodas da nobreza e das elites políticas e religiosas como em meio ao povo miúdo da Europa pobre daquele tempo.
Por uma outra cronologia
O livro-codex, de ampla circulação na Idade Média Por mais operacional e didática que possa ser a divisão da história feita em Antigüidade, Medievo, Moderno e Contemporâneo, ele se opôs à classificação convencional que menciona a existência de um Baixo Império (os 300 anos que vão de Constantino a Justiniano) ou de uma Alta Idade Média (período que vai da queda de Roma, em 476 , até à viagem de Colombo, em 1492). Para Le Goff a Idade Média é uma só: vai da aparição do livro-codex (caderno ilustrado e costurado, escrito a mão, que substitui o pergaminho) no final do século IV , até a eclosão da Revolução Francesa, em 1789. É uma Idade Média de mil anos, que ignora o Renascimento ou o que convencionou-se chamar de Idade Moderna. No entender dele a periodização mais apropriada seria: Antiga –Medieval - e Contemporânea.
Obras de Jacques Le GoffDictionnaire raisonné de l'Occident médiéval (en collaboration avec Jean-Claude Schmidt), Fayard, 1999Saint François d'Assise, Gallimard,collection "à voix haute", 1999 (CD) Un autre Moyen-Age, Gallimard, 1999Le Moyen Age aujourd'hui, Léopard d'Or, 1998La bourse et la vie, Hachette Littératures, 1997Pour l'amour des villes (en collaboration avec Jean Lebrun), Textuel, 1997La civilisation de l'Occident Médiéval, Flammarion, 1997Une vie pour l'histoire (entretiens avec Marc Heurgon) , La Découverte, 1996L'Europe racontée aux jeunes, Seuil, 1996Saint Louis, Gallimard,1995L'Homme médiéval (dir.), Seuil, 1994La vieille Europe et la nôtre, Seuil, 1994Le 13e siècle: l'apogée de la chrétienté, Bordas, 1992 Gallard, passeport 91-92 : une œuvre d'art à la rencontre de…, Fragments, 1992Histoire de la France religieuse (dir., avec René Rémond), 4 volumes, Seuil, 1988-1992L'Etat et les pouvoirs, (dir.), Seuil, 1989Du silence à la parole : droit du travail, société, Etat, 1830-1985, Calligrammes, 1989Histoire et mémoire, Gallimard, 1988Faire de l'histoire (dir., avec Pierre Nora), 3 volumes, Gallimard, 1986Intellectuels français, intellectuels hongrois, 12e -20e siècle, Editions du CNRS, 1986Crise de l'urbain, futur de la ville: actes, Economica, 1986 L'imaginaire médiéval, Gallimard,1985La naissance du purgatoire, Gallimard, 1981La nouvelle histoire (en collaboration avec Jacques Revel), Editions Retz, 1978Pour un autre Moyen Age, Gallimard,1977Les propos de Saint Louis, Gallimard, 1974 Hérésie et sociétés dans l'Europe pré-industrielle, 11e-18e siècle: communications et débats du colloque de Royaumont, EHESS, 1968Marchands et banquiers au Moyen Age, Le Seuil, 1957 Les intellectuels au Moyen Age, Le Seuil,1956 .
Fonte:
http://educaterra.terra.com.br/voltaire/cultura/2004/07/05/001.htm
Um homem da elite pensante
Castelo d´Usse, no Loire Jacques Le Goff pertence ao supra-sumo da elite intelectual francesa. Sua carreira desde os primeiros bancos escolares até os escalões superiores, foi uma crônica de ascensão intelectual e institucional. Estudou na Escola Normal Superior de Paris, centro de formação dos quadros do magistério francês, depois de ter completado os primeiros anos escolares no não menos famoso Liceu Louis-le Grand, na qual entrou em 1944, época em que Jean-Paul Sartre, outro egresso da Escola Normal tornava-se o ex-aluno mais famoso da França e um dos primeiros filósofos do mundo do após- Segunda Guerra Mundial.
Era uma época de grandes mudanças e a pesquisa histórica não podia ficar longe delas. Na França, desde os finais dos anos vinte, crescia em influência a chamada École des Annales, liderada por um pequeno grupo de historiadores reformistas, reunidos ao redor de Marc Bloch e Lucien Febvre que, desde 1929, vinham publicando uma revista (Annales d'histoire économique et sociale), que tinha por objetivo afastar a historiografia da sua dependência para com a política, como era o gosto da corrente positivista (ainda largamente hegemônica).
Outros temas deviam servir de interesse ao historiador. Novas campos de pesquisas deveriam ser abertos, graças a impulsão da arqueologia, que não se limitassem mais ás visitas aos arquivos estatais atrás das decisões dos governantes, dos reis ou dos presidentes. Uma outra história deveria então nascer que abarcasse as mentalidades das épocas passadas, a geografia, o clima, os costumes, a vida cotidiana, e assim por diante.
Entre os extremos
Jacques Le Goff Seguindo o seu principal mentor, o medievalista Marc Bloch ( fuzilado por militar na resistência francesa à ocupação nazista, em 1944) e dando vazão a sua paixão juvenil, Le Goff, após ter cursado letras em Lille, mergulhou fundo nos manuscritos antigos, nos velhos tratados escolásticos, nos diplomas e pergaminhos, nos rolos veneráveis que guardavam os segredos e as polêmicas do medievo.
Encontrou um outro mundo, bem distante daquela visão cultivada e difundida na França desde os tempos do Renascimento de ser a Idade Média “uma era das trevas”, a dark age dos ingleses. Entretanto, não se inclinou pelo seu extremo: a posição assumida por Chateaubrian, autor do Génie du christianisme, “O Gênio do cristianismo”, de 1802, que, bem ao gosto do romantismo predominante na época da restauração (1815-1830), pintou a epoca das catedrais medievais como uma idade de ouro da cristandade e da vida fraternal.
Agnóstico, procurou formar uma posição eqüidistante entre os detratores e os apologistas da Idade Média que viam-na como a Legenda Dourada, dominada pelo nobre espirito cavalheiresco e cortesão, envolto num clima de autêntica fé. Na concepção dele, a Idade Média formou uma civilização própria, distinta da Antigüidade greco-romano e do mundo moderno. Era um planeta com suas próprias simetrias e circunvoluções e que devia ser assim estudado, pois grande parte dos países europeus procuravam nela, na Idade Média, os seus principias símbolos nacionais.
Bem antes, todavia, de chegar a alcançar essa concepção da existência de uma Civilização do Ocidente Medieval (La civilisation de l´Occident Médiéval, Flammarion, 1997) ele preocupou-se em apresentar um tríptico daquilo que originalmente pareceu-lhe pertinente: os estudos sobre os intelectuais, sobre os mercadores& banqueiros e sobre os heréticos da Idade Média. São peças curtas, brilhantes, de leitura fascinante que mostram uma outra face daquela época que não a da vida monacal e da cortesã. Não foram os mosteiros nem os castelos que o interessaram, mas sim a vida universitária, as corporações de negócios, o surgimento da bolsa de valores e os ruidosos movimentos de contestação à ordem religiosa e monárquica.
A invenção do purgatório
Dante e Virgílio no Purgatório (Luca Signorelli, 1450-1523) O seu grande achado, de fato, foi o livro maravilhoso que dedicou ao Purgatório (La naissance du purgatoire, Gallimard, 1981) Trata-se de um ensaio erudito de sociologia histórico-religiosa no qual ele demonstra como, lentamente, na transição do século XII ao XIII, a idéia da existência do Purgatório começou a tomar corpo no Ocidente Cristão como uma espécie de espaço da tolerância. Uma abertura, uma brecha, na até então rígida geografia do sobrenatural da cristandade que forçava as almas dos homens a inevitavelmente dirigirem-se para o Inferno ou para o Paraíso.
Espaço esse que abriu caminho para a recuperação do passado clássico visto que os autores cristãos, a começar por Dante Alighieri, (A Divina Comédia, 1319-1321), colocaram os grandes filósofos do paganismo, como Platão e Aristóteles e tantos outros mais, com suas almas purgando no limbo. Era um novo cenário do sobrenatural que mantinha-se eqüidistante entre o reino de Satanás, morada das almas danadas e pecadoras, e o reino dos Céus, onde somente os puros adentravam. Rompia-se assim com o dogma até então aceito de que todos aqueles que haviam nascido antes do aparecimento de Jesus Cristo na Terra, mesmo os de cérebro luminoso e homens exemplares, estavam automaticamente condenados às profundezas das trevas.
Le Goff, num levantamento minucioso e erudito, mostrou como o Purgatório surgiu das necessidade de acomodar-se novos fenômenos sociais e tensões morais e éticas que emergiram no seio do cristianismo medieval e que foram canalizados para a invenção do Purgatório.
Duas biografias
Mesmo reconhecendo que a escola historiográfica a que se filiava, a Escola dos Anais, não dava relevância à biografias, Le Goff decidiu-se por publicar dos livros que tiveram ampla repercussão e aceitação publica: a vida de São Luís (a história do rei francês Luís IX, o único a ser canonizado), e outra dedicada a São Francisco de Assis.
O grande rei francês e o monge mendicante italiano, cada um ao seu modo, parecerem-lhe os grandes paradigmas da cristandade medieval, personagens-simbolos que, com seu comportamento exemplar e assumida prática cristã, influenciaram notavelmente tanto as altas rodas da nobreza e das elites políticas e religiosas como em meio ao povo miúdo da Europa pobre daquele tempo.
Por uma outra cronologia
O livro-codex, de ampla circulação na Idade Média Por mais operacional e didática que possa ser a divisão da história feita em Antigüidade, Medievo, Moderno e Contemporâneo, ele se opôs à classificação convencional que menciona a existência de um Baixo Império (os 300 anos que vão de Constantino a Justiniano) ou de uma Alta Idade Média (período que vai da queda de Roma, em 476 , até à viagem de Colombo, em 1492). Para Le Goff a Idade Média é uma só: vai da aparição do livro-codex (caderno ilustrado e costurado, escrito a mão, que substitui o pergaminho) no final do século IV , até a eclosão da Revolução Francesa, em 1789. É uma Idade Média de mil anos, que ignora o Renascimento ou o que convencionou-se chamar de Idade Moderna. No entender dele a periodização mais apropriada seria: Antiga –Medieval - e Contemporânea.
Obras de Jacques Le GoffDictionnaire raisonné de l'Occident médiéval (en collaboration avec Jean-Claude Schmidt), Fayard, 1999Saint François d'Assise, Gallimard,collection "à voix haute", 1999 (CD) Un autre Moyen-Age, Gallimard, 1999Le Moyen Age aujourd'hui, Léopard d'Or, 1998La bourse et la vie, Hachette Littératures, 1997Pour l'amour des villes (en collaboration avec Jean Lebrun), Textuel, 1997La civilisation de l'Occident Médiéval, Flammarion, 1997Une vie pour l'histoire (entretiens avec Marc Heurgon) , La Découverte, 1996L'Europe racontée aux jeunes, Seuil, 1996Saint Louis, Gallimard,1995L'Homme médiéval (dir.), Seuil, 1994La vieille Europe et la nôtre, Seuil, 1994Le 13e siècle: l'apogée de la chrétienté, Bordas, 1992 Gallard, passeport 91-92 : une œuvre d'art à la rencontre de…, Fragments, 1992Histoire de la France religieuse (dir., avec René Rémond), 4 volumes, Seuil, 1988-1992L'Etat et les pouvoirs, (dir.), Seuil, 1989Du silence à la parole : droit du travail, société, Etat, 1830-1985, Calligrammes, 1989Histoire et mémoire, Gallimard, 1988Faire de l'histoire (dir., avec Pierre Nora), 3 volumes, Gallimard, 1986Intellectuels français, intellectuels hongrois, 12e -20e siècle, Editions du CNRS, 1986Crise de l'urbain, futur de la ville: actes, Economica, 1986 L'imaginaire médiéval, Gallimard,1985La naissance du purgatoire, Gallimard, 1981La nouvelle histoire (en collaboration avec Jacques Revel), Editions Retz, 1978Pour un autre Moyen Age, Gallimard,1977Les propos de Saint Louis, Gallimard, 1974 Hérésie et sociétés dans l'Europe pré-industrielle, 11e-18e siècle: communications et débats du colloque de Royaumont, EHESS, 1968Marchands et banquiers au Moyen Age, Le Seuil, 1957 Les intellectuels au Moyen Age, Le Seuil,1956 .
Fonte:
http://educaterra.terra.com.br/voltaire/cultura/2004/07/05/001.htm
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